Ahora que ya
no guardo prisas,
ni azares de primera mano,
ni cumbre a plazo fijo,
ni coartada idiota,
o amuleto feliz
contra el olvido,
ni besos desayuno,
ni graffitis de amor
sobre muros de trigo.
Justo cuando
se duerme mi desánimo
la siesta del domingo
y el carrusel de insomnios
se abstiene de sortijas,
ahora que mi rencor
anda descalzo,
que las nueces son mucho más
que médicos y ruido.
En este tiempo
en que las bienvenidas
tiemblan en los espejos
y el pasado nos pica
como un cuervo de exilio.
Precisamente ahora
en que ya no soy huésped
debajo tu piel,
ni miel bajo tu ropa,
me afiebra el horror cotidiano,
mientras aguardo turno
en la antesala del miserable destino.
Recién en esta tarde
de muelle sin pañuelos,
silencio sin conjuros,
plumas huérfanas,
ojos sin deseo,
acupuntura torpe
contra el miedo,
mayo sin poesía,
soledad y trapecio.
En esta hora
que no transmite nada,
este rato perdido,
sin cuerda en el reloj,
pantano de las emociones,
arena y espejismo.
Esta calle desolada,
este latir sin sangre,
esta hiel y este frío.
Acabo de descubrir
una paloma sin rumbo
que me anida en la puerta,
un caracol de lluvia,
reproduciendo el eco
de un dolor repetido.
Sergio Manganelli, Haedo, Provincia de Buenos Aires, Argentina, 1967. Reside actualmente en San Antonio de Padua, al oeste del conurbano bonaerense. Sus poemas y artículos han sido publicados en diarios argentinos, de México, Colombia y España. Asimismo en revistas culturales y literarias de Argentina, Brasil, España, México, Estados Unidos, Puerto Rico, Francia, Colombia, Venezuela, Chile, Italia, Cuba y Nicaragua. Obtuvo entre 1991 y 1999 premios y menciones en su país. Se encuentra trabajando en la edición de “Sangre de Toro” —poemas y banderillas—, que se editará en Buenos Aires y posteriormente en España.