Poesía
1 1 2008
Poemas de la pensión de la argentina Mónica Melo
I Un caballo espera otro destino en la terraza de una casa de Corrientes. Hace unos meses lo limpiaron con cal y la madre ayudó a poner cada huesito en la victoria salada de las ollas. La carne desprendida, privada de sentido, echó a perder el aire del campo y se detuvo en la mano que agujereaba el esqueleto. Esto me fue contado mientras pensaba el tibio orgullo del azúcar y nuestro estómago molía el arroz y otras semillas. II A Clara Vasco
ahora que miro el fuego y su deber arrasante de ser fuego, no puedo evitar llamarte y pedirte que vengas a mirar cómo es que un limonero muere bajo el viento desollado de la tarde. Quiero que vengas y, frente al ruido doloroso, preguntarte cómo es que imaginaste el rayo en las últimas ramas, tu silencio, mi relámpago y la lluvia. III Hacen falta muchas vidas para entender el silencio con que esas manos van del cuerpo al cloro, del muñoncito a la gasa y después, en la pensión, nos sirven el corazón de los fideos en un rito azulejado de agua caliente y bombilla. La noche y yo, perdidas, la boca disparada contra el techo buscando alguna voz...Y comí, y bebí, y te leí, sin darme cuenta de esas manos, Se detuvo en el único sillón que va por turnos, un ratito nomás, se disculpó. Hasta que junte la fuerza, hasta que sepa si un lunes tendré ganas, hasta que cuente el domingo de fondo, de balde, de pasillo: estoy preparada, me voy cuando me quieran. Así dijo: como la sangre que me limpia. IV Yo, que ahora escondo mi nombre en tu lengua de nieve, sé de mi tiempo alrededor del tiempo, una amante que llora y no agoniza, como esos animales morados y sin crímenes que se dibujan a sí mismos las garras y lastiman y las vuelven a borrar. V El agua en cajoncitos de madera Botiquín blancoxxxxazulejo blanco Los pies sobre etiquetas de shampú No cierra bien el grifo xxxxxxxxxxxxni la infancia Seis minutos es el turno de la ducha Cuando lo fusilaron Dostoievski pensó en madre patria amigos Malevich en un trozo de pan Hasta el codo visible de la pena la angustia sube el toallón Mansa y húmeda la angustia de los otrosgalería
acerca del autor
Mónica Melo tiene 38 años, es argentina, licenciada y profesora en Letras por la Universidad de Buenos Aires. En 2005, ha publicado "Versión de la Noche", Ediciones Extranjera a la Intemperie. Toca la guitarra y canta, pero sobre todo ama enseñar y escribir. Desde 2006, imparte clases de español en la Universidad Tongling (China), como parte de un programa del Centro Universitario de Idiomas de la UBA.
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2 10 2020