Viernes 17 | Enero de 2025
Director: Héctor Loaiza
8.452.147 Visitas
Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
resonancias.org logo
157
Poesía
2 11 2007
Algunos poemas de Hildebrando Pérez Grande
CEMENTERIOS DE AUTOMOVILES

Todo en él era viejo, salvo sus ojos Ernest Hemingway

Corrías cara al sol en las tardes claras de un loco Verano, seduciendo a las muchachas Con tu chasís reluciente y la potencia de tu HP. Muchos miraban con envidia la forma como subías Por las lomas más empinadas, fierro A fondo. Y más aun cuando bajabas por laderas Iluminadas por el carmín y la sonrisa de tu gitana en flor. Eran los prodigiosos años sesenta. Los caminos Inciertos los recorrías cantando only you. Pero No siempre merecemos nuestros sueños: ahora Se te cae el pelo, el aceite, los deseos. Eres Una chatarra inútil y estás bajo de rating. Tan sólo Añoras un espejo retrovisor para mirar Tardíamente las maravillas insospechadas del universo. Sin chasís, sin jazmín, sin lubricante Acaricias tu vieja placa: Perú. Lima. 27-04-41. LA ESCRITURA SAGRADA Tú no eres más que un racimo de valses Maravillosamente mundanos. Punto Y raya. Un relámpago harapiento De ademanes y remolinos y nomeolvides. Siempre reverberas sobre la página en blanco De tu amores perdidos como una lluvia Inquietante de puñales peregrinos. Yo no quiero la piel de tu escritura alabada Por lechuzas incautas: no me atrae Ni tu fama ni tus premios ni tu nada. Yo quiero tu palabra. No te muerdas La lengua. Inventa primaveras. Abre Tus labios sagrados como si fuese un deseo Impostergable. No te quedes sin municiones: Da curso a la lengua de tus antepasados, Al fuego de tus apetitos elementales. Pide la palabra: es tu espejo. Tu aguardiente. El barro triste de un corazón desangelado. xxxxxxxxxxxxxxxNo silencio. xxxxxxxxxxxxxxxViento entero. xxxxxxxxxxxxxxxNo mudez. xxxxxxxxxxxxxxxSoplo eterno. LA NIEVE Y EL ESTAMBRE Yo nunca he visto la nieve xxxxxxxxque arde bajo la luna en las comarcas más oscuras de la tierra. xxxxxxxxY si me preguntan qué flores he recogido en esta primavera xxxxxxxxles diría -sin tristeza- que ninguna. Yo nunca he visto la nieve xxxxxxxxni te he llevado flores en esta primavera, xxxxxxxxsin embargo cada tarde xxxxxxxxxxxxxxxcada noche reconozco la sed interminable de tu vellocino xxxxxxxxy me convierto cada tarde xxxxxxxxxxxxxxxcada noche en el estambre más rojo de la tierra. LA ESCRITURA SAGRADA Tú no eres más que un racimo de valses Maravillosamente mundanos. Punto Y raya. Un relámpago harapiento De ademanes y remolinos y nomeolvides. Siempre reverberas sobre la página en blanco De tus amores perdidos como una lluvia Inquietante de puñales peregrinos. Yo no quiero la piel de tu escritura alabada Por lechuzas incautas: no me atrae Ni tu fama ni tus premios ni tu nada. Yo quiero tu palabra. No te muerdas La lengua. Inventa primaveras. Abre Tus labios sagrados como si fuese un deseo Impostergable. No te quedes sin municiones: Da curso a la lengua de tus antepasados, Al fuego de tus apetitos elementales. Pide la palabra: es tu espejo. Tu aguardiente. El barro triste de un corazón desangelado. xxxxxxxxxxxxxxxNo silencio. xxxxxxxxxxxxxxxViento entero. xxxxxxxxxxxxxxxNo mudez. xxxxxxxxxxxxxxxSoplo eterno. MARÍA FÉNIX, TAHONA FELIZ, MARÍA CAPULÍ

A Edmond Raillard, traduciendo a Vallejo en Clermont-Ferrand

Déjame ser tu lazarillo para despeñarnos por las orillas nocturnas del Isére. Déjame ser la envidia de los pájaros aturdidos por el rayo de tu belleza sideral. Como un perro andaluz lamo el arroz sagrado de mi melancolía. Y pulso mi grave guitarra tan sólo para espantar las moscas que revolotean sobre mis escamas incoloras. Mi soledad reclama el valium de tu cabellera azabache. Mi soledad pregunta por el yodo sutil de tu vestido estrujado y por aquellos anteojos oscuros por donde se filtraba la retama encendida de mi huayno fugaz. Ya no sé dónde poner el cuchillo de mis noches degolladas. ¡Para quién guardar la dorada saliva de mi infancia! Duquesa mía. Turquesa mía. Tirana, tocaré mi viejo tambor para enterrarte bajo la ardiente nieve de Grenoble. Y te encerraré cantando en una botella persa eternamente. Tu n’as pas de Maries qui s’en vont me escribes, amigo Edmond, traduciendo pálidamente tu hueso, tu gabán, tu luto perpendicular. Ah, María Félix, tahona feliz, María Capulí.
acerca del autor
Hildebrando

Hildebrando Pérez Grande, Lima, Perú, en 1941. Premio de Poesía Casa de las Américas, 1978, por su libro "Aguardiente y otros cantares". Profesor Principal de la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima. Director de la Escuela de Literatura y Codirector del Taller de Poesía de San Marcos. Director Académico de la revista de Arte y Literatura Martin, dedicada a poetas y narradores peruanos contemporáneos. Ha publicado: "Epístola a Marcos Ana" (1963), "El sueño inevitable" (1963), "Aguardiente" (La Habana, 1978, Lima, 1982, Grenoble, 1990), "Sol de Cuba" (1979). Ha sido director de la revista de poesía Piélago, codirector de Hipócrita lector, y sub-director de Cultura Puente Nippi. Sus posías fueron traducidas al inglés, francés, alemán y portugués. Editor de las obras de los poetas peruanos Javier Heraud, Edgardo Tello y Juan Ojeda.