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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Poesía
1 10 2007
Prosas poéticas inéditas (1994-2007) del peruano Alejandro Calderón
POÉTICA

La poesía es lo que permite al fuego seguir ardiendo. Por ello, no tiene ni origen ni forma, o aun mejor, se amolda a la forma y la posición de cualquier estrella. De ahí proviene, sin duda, su capacidad de incendiar penas, esquivar teorías y de sembrar tanta confusión cuando, de repente, surge en la página. La experiencia dice que en verano sus antenas arrojan oro fino que sofoca la conciencia. A decir verdad, no hay palabra que la imite, la designe o la desvíe de su destino. Renueva, imperecedera, su faz interior y su cuerpo de humo. Tal vez las modas y las escuelas no son mas que nubes: cuando llueve, pierden altura y razón de ser. Por ello se moviliza en el vacío atenta al calor humano. Las imágenes, magnéticas, orillan su yo lírico ; y el sueño es su escudo transparente. La visión es, en efecto, mas apropiada para prenderla. Dicho lo cual, su yo no tiene ni sombra ni peso : solamente eco en los corazones adoloridos de los seres para transportarlos, súbitamente, a cualquier punto de la naturaleza.


PRISMA

Quisiéramos salvar la frontera binaria —sueño, despertar ; noche, día ; cruz, corona—, una costumbre como tantas otras, que utilizamos para procurarnos una visión global que nos permite permanecer rectos como el horizonte. Para este fin, el vocablo poiesis se presta al desvelamiento del miedo de ir mas allá de la luz en ausencia de un puente entre nuestro interior y la imaginación que se desvanece sin eco, miedo que impide ir a buscar las hojas que el exceso de luz a calcinado irremediablemente, agregando una sombra al umbral.

Incapacidad cotidiana de unir nuestro semblante y la conciencia que emerge, pálida, de nuestros miedos mezquinos, alimentados por la banalidad de nuestros deseos, propósitos falsos que nacen temprano y desaparecen con la oración de la tarde, dejándonos estupefactos, borrando de nuestro haber el instinto y su lucidez inicial, alineándolo con la perspectiva de la sagrada modernidad.

Habría que dejar que la lluvia y las lagrimas laven nuestras envidias, focalicen las heridas y, a partir de ellas, exaltar el sufrimiento; y que nuestros pulmones respiren precipitadamente como lo hicieron nuestros ancestros de pies desnudos, y así, poco a poco, iremos fijando nuestra tragedia en el acuario, iremos desvelando la noche interior para llegar a saber, al fin, porque giramos alrededor de un lejano sol.

Se trata, claro está, de alcanzar lo que los antiguos llamaban cosmogonia, para realmente sentir que ocupamos un lugar único donde la luz penetra, y comprender, finalmente, que todo centro es transparente para quien hizo de su ser un prisma.


MILAGRO

Después de haber errado como un pabilo de polvo en la oscuridad, surge este torbellino y nos enzarza en su fugaz luminosidad, sacudiéndonos de la ceniza inerte para devolvernos a nuestra ligera ilusión. Porque el milagro existe. Apenas los sentidos se resquebrajan para ganar enseguida su lugar en el silencio. Rápidamente se suceden el cálculo, la bruma, el eco del gallo y el pez clavando su cola en el pergamino. El instante se eterniza, uno puede creer que está soñando. A lo lejos aparecen quejas, rumores, pulsiones que no son mas que huéspedes del recuerdo.

Sentimos como se desliza el agua, pero nos entristece que los delfines la hayan desertado, es una pena absurda, es una ruleta muda. Somos embrión de la nada.

Pronto la gravitación nos jala como referencia a cualquier exceso, pero no caemos, la caída no tiene sentido; ya el dolor se ha unido al aire, pues es otro, y a lo lejos no carcome más que una piedra poma. A cada instante, somos siervos del universo. Cada día somos inercia del milagro.


SOUVENIR

Yo era muy joven. Estaba cansado y me costaba soportar el desastre de los días, refugiándome cada vez más en una quimera. Encerrado en mi mismo, debajo de mi propio ser, sentía que el destino me había condenado para siempre. Todo esto sucedía en un pequeño cuarto parisino donde, postrado entre las sabanas, en más de una ocasión inventaba un diálogo importante para olvidar algunas pesadillas. En realidad, tenía miedo de vivir una alegría profunda porque después venia siempre la caída. Curiosamente, no sentía ninguna pena, solamente la tristeza de mi juventud que se apartaba de su ciclo natural. Y el sol, tan benéfico para las cosechas, ya no calentaba mi piel. De esta manera vivía yo en un velo de oscuridad, oponiéndome radicalmente a la muerte como un murciélago literario, pero sin darme cuenta que había dejado de amar la vida cuando jugaba en las cejas blancas del tiempo.

Mi cuarto era tan pequeño que parecía un acuario de soledad. A medida que ésta aumentaba, los muros se encogían hasta convertirse en un féretro. Y cuando quise levantarme, ya era demasiado tarde. Quería tener sed mas carecía de garganta; en fin, siempre quise ser yo mismo, pero termine atrapado en mi propia trampa.

De pronto algo se escapo de mí; era como un circulo frágil, radiante de luz, que se iba por la ventana, arrastrado por el viento, convertido en paloma se despidió de mi sombra.

Desde ese entonces, vivo como un impostor. Aunque no busco a ningún dios como los otros, si no es mi propio espíritu que un día me abandonó para dejarme en una indecible angustia. Pero los años me han enseñado a percibirlo en un acto generoso, a rodearlo en las palabras con amor, a verlo en un lago imaginario, a llenarme de él con una imagen maravillosa, reflejo del deseo, centella del espíritu.

Estrasburgo, 22 agosto 1994




LOUIS, VOLUNTAD INQUEBRANTABLE

Se abren las ramas de los castaños del bulevar Arago, la luz se infiltra granulando un instante para, finalmente, adherirse como seda en el pavimento. Al fondo de la vía, a la izquierda, sobre un altillo aladrillado, una voz ya mas bien cansada, dilata pulsiones a relieve de su tenue respiración.

"Me acecha una aguda temperatura, un vértigo de visiones estivales, no alcanzo a concretizar el libro..., la silueta de Kant resbala en el polvo del anaquel".

Es Louis, el furtivo, nacido a principios de siglo en Estambul, hijo de negociantes franceses.

Hace bastante calor...

Una enfermera, la blusa bien ceñida, revisa el cuaderno del día, le toma el pulso y se retira.

"Gretel, donde estas... Gretel".

Llama a su esposa, su noble esposa que, después de haber comprado pan de nuez para la cena, se da prisa con el bastón bien empuñado.

"Sangre de los pueblos, cartílagos de mi epilogo, levanten las banderas, para izar la ira en capítulos venideros". Es él, el intransigente, suspendido al fruto de su conciencia.

Al trasluz de la ventana.

Sobre sus huesos: la piel, los labios huérfanos bajo su barba de nieve, la cama es página, el cuerpo: frase trasnochada de aire comprimido.

Repentinamente se abre la puerta.
—Louis, Louis, soy yo, Gretel.

El eco de su voz se ovilla en las cortinas. Afuera, un cordel de enardecidas golondrinas raya el cielo de ceniza. Ella se dirige hacia la cama, las sandalias color ladrillo, la memoria buscando en el cuelgacapas, las sombras que albergaron al clandestino: dit Rigal, Carlos, Milner...

Gretel se sienta a su lado, le coge la mano. Su esposo está ahí, sigue ahí, sus dedos no bifurcan para librar la ultima batalla, aunque algo lo jale hacia adentro, algo cíclicamente de adentro.

Ironía del destino, el mar de Estambul se retira y Louis, el conjurado, proyecta un frenético suspiro que escarcha la ventana, de ocre milenario, en plausible día de mayo.

París, otoño 2001

acerca del autor
Alejandro

Alejandro Calderón, Arequipa (Perú), 1960. Vive en París desde 1981. Cursó estudios de filosofía en la Universidad de París VIII y de literatura comparada en París III. Ha publicado los poemarios "Transmigración", traducido y con prefacio de Claude Couffon, París (1992), "Parution de Nazca", traducido y con prefacio de C. Couffon, París (1994), "A través de la penumbra" traducido por C. Couffon e introducción del crítico literario peruano, Américo Ferrari, París (1996), "Pestañeo de la nada", traducido por C. Couffon, introducción de A. Ferrari, París (2000). Está preparando un nuevo poemario que publicará muy pronto.