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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Poesía
30 7 2007
Las calles de tu piel (fragmento) por Mario Meléndez

Qué le diré a la luna cuando sepa que tú y yo somos de otro planeta

1

Un día volveré a tus ojos y comenzaré de nuevo, volveré con un sonido hueco de metal y sol mojado, buscaré entre los papeles del tiempo tu cuerpo verde y tus cabellos de uva, te coronaré en silencio con mi boca y con mis manos que no terminan. Volveré por ti y por tu sangre estrellada, viendo pasar la tarde como una sombra antigua; algo se romperá allá arriba y no seremos nosotros, algo se quemará de pronto con el eco de tus sábanas. Y volveré más vivo, más puro, más hambriento, y volveré volando y desgarrando plumas, todo lo haré por ti, todo en silencio, que hasta los gallos prolongarán la noche cuando te vean desnuda.

2

Llévame hacia el sur de tus caderas, donde la humedad envuelve los árboles que brotan de tu cuerpo. Llévame a la tierra profunda que asoma entre tus piernas, a ese pequeño norte de tus senos. Llévame al desierto frío que amenaza tu boca, al desterrado oasis de tu ombligo. Llévame al oeste de aquellos pies que fueron míos, de aquellas manos que encerraron el mar y las montañas. Llévame a otros pueblos con el primer beso, a la región interminable de lengua y flores, a ese camino genital, a ese río de ceniza que derramas. Llévame a todas partes, amor, y a todas partes conduce mis dedos, como si tú fueras la patria, y yo, tu único habitante.

3

Si fueras calva también te amaría, me volvería loco besando tu cabeza, tu pequeña luna dorada. Si fueras calva, oh, si fueras calva, te llevaría por el río de la memoria, me sentaría junto al fuego de tus ojos callados, derramaría un cisne en medio de tu frente. Pero la larga y ciega cabellera, el largo aliento de cristal, la larga hebra de ceniza y polen que tú eres, todo lo que la vida se guarda para sí en tus cabellos, lo que la noche te roba en suspiros, todo lo que el color del éxtasis te lame como en un vuelo relámpago, como en un sol prolongado, como en un juego de luces apiladas en tu cuello, todo eso, amor, y más arriba esta ola, esta corriente, este aire, este racimo de algas enjuagadas al viento, este cordón humano amontonado a ti, esta marea, este soplo, este susurro que me ata hasta las últimas raíces, y lo que nace, y lo que acaba, y lo que cae al gran abismo de tu sangre, lo que no ha sido escrito, amor, todo el misterio, porque en la sombra de tu pelo yo me ahogo para siempre.

4

Gracias te doy por tan poco y por tanto a la vez, gracias te quiero dar por esta boca que no olvida, por este abecedario de pechos que se tocan y que arden cuando besas. Tú solamente me conoces, tú solamente sabes quién soy, hacia dónde van mis manos y mis pasos. Tú solamente llegas con arrugas y sábanas, tú sólo llegas a buscarme, tú llegas a fuego lento y me divides y me arañas y me traes toda la sangre nueva de mi alma. Qué importa amor si ya no somos, qué importa si venimos o nos vamos. A cada lado del sueño respiramos hondo, y se nos fue la vida en el sueño, todo pasó entre gotas blancas, todo sucedió desde nosotros. Porque a través de siglos y edades, a través del misterio que me dio tu sonrisa, fui desenterrando la herradura seca del olvido, con una mano tuya hecha de agua y un racimo del amor que no tuvimos.

5

Quién apagará los árboles cuando ella muera de frío, cuando mi corazón la cubra en una lluvia de palomas y el amor resbale como un trapo viejo. Quién deshuesará lombrices en señal de luto, cuando en los jardines llore una niña hasta partir la noche en dos y la tierra se abra de una sola estocada. Quién amanecerá contigo cuando el sol reviente, y por la lengua del olvido corra un río de pies sin patria o una sopa de ojos tristes que al rozar el cielo se desgranen. Quién se mirará por ti al espejo. Quién se acostará en tus sueños. Quién derramará la sal sobre esa gran ausencia. Quién recordará tus manos cuando ya no sangres y este beso herido jamás llegue a destino.

6

Será debajo de la cama, amor, haremos a un lado lo que sea necesario, tal vez un par de botas perdidas en el fondo o la infaltable bacinica con olor a océano. Será debajo de la cama y no podremos revolcarnos, nadie estará sobre nadie, amor, porque en un sólo movimiento nos comeremos el aire, en una sola caricia se apagarán nuestras vidas. Será debajo de la cama, amor, yo rozaré como pueda tus caderas apretadas, rozaré tu herida abierta si me enseñas el camino. Pero no debes gritar o hablar porque nos escucharán. Sólo el latido de tus piernas bastarán por esta noche, tu boca pegada al polvo será la enredadera que inundará mis paredes, y yo, debajo de la cama, me arrastraré dentro de ti.

7

La loca guardó el amor en una cartera, quiso dejarlo allí por años, que se pudriera entre las costuras atormentadas de su existencia, en el veneno de su delirio. Pero no pudo. En esos instantes de lucidez en que se miraba al espejo para encontrarse, para enumerar sus gestos abandonados, ella recordaba aquel amor y suspiraba, entonces lo sacaba de su cartera para quitarle las telarañas, para vestirlo y para afeitarlo y para ordenar sus cabellos y salir con él tomados de la mano hacia la eternidad de los atardeceres, y recorrer los hoteles y los teatros y los puentes, y recorrer aquellos lugares donde los sueños quedaron tatuados, donde la ausencia sembró de caricias los espejismos incurables. Y ella fue feliz, ingenuamente feliz, perdidamente feliz. Y ya no escondió el amor en una cartera, esta vez se lo regaló a la noche para que todas las estrellas se acurrucaran en él.
acerca del autor
Mario

Mario Meléndez (Linares, Chile, 1971). Estudió periodismo en una Universidad de Santiago. Entre sus libros figuran: "Autocultura y juicio", "Apuntes para una leyenda" y "Vuelo subterráneo". En 1993, obtiene el Premio Municipal de Literatura de Linares. Ha publicado en revistas de literatura hispanoamericana y sus poemas figuran en antologías nacionales y extranjeras. Ha participado en el Primer y Segundo Encuentro de Escritores Latinoamericanos, organizado por la Sociedad de Escritores de Chile (Sech), Santiago, 2001 y 2002. A comienzos del 2005, publica en las prestigiosas revistas "Other Voices Poetry" y "Literati Magazine". Obtiene en el mismo año el premio "Harvest International" al mejor poema en español otorgado por la University of California Polytechnic (EE.UU.). Parte de su obra fue traducida al italiano, inglés, francés, portugués, holandés, rumano, persa y catalán.