I

La muerte es parte intermitente de mis días los ojos se me han ahuecado para hacer lugar a la ausencia el hueco llega al vientre dejando en carne viva las entrañas el corazón late vital sin comprender del todo lo que ha pasado.

II

El poema redondo y complejo se tiñe de negro el tiempo no desmiente ni atempera el dolor y la necesidad de la presencia ausente el tiempo enfatiza la necesidad de recuperar los rasgos queridos no resuelve el conflicto el tiempo no puede resolverlo acompaña al amor modulando las imágenes dibuja y colorea la piel mate los ojos negros dibuja la sonrisa

III

he visto, yo, su madre, su cuerpo muerto y he sentido el olor de la muerte de pie a su lado en la madrugada del domingo vi bajar su cajón dentro de la fosa que habían cavado para enterrarlo esparcí granos de arena sobre su tumba, remedo de la tierra negra que lo cubriría llevo conmigo el conocimiento de mi hijo muerto y el olor de su muerte

IV

Desde entonces lo llevo puesto piel sobre piel los ojos sobre los ojos y el corazón dado vuelta expresándose o tratando de expresarse.