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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Poesía
1 4 2006
Espíritus (segunda parte y fin) por Jorge Nájar

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Así era tu padre en la felicidad Yendo y viniendo de un canto a otros ríos de un sueño a otras naves Así era tu madre en sus silencios alambique de verdades transparentes Así fueron tus amores truncos pasiones disueltas en el desorden ¿Pero de quiénes son esos ojos, los susurros ocultos en el monte? ¿Por qué no los reconoces ahora que agitas la memoria manoteando el aire oscuro?

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Con la fuerza de los espíritus que ahora veo llegar orientaré los meteoritos de este cuerpo oscuro Todo en él es temblor y presentimiento pero el pico del colibrí le está bordando otro destino Ojos de diamante corona de fuego fibras de luces está poniendo en todo su ser Lo veo erguirse Se limpia el horizonte Estira los brazos y salta por la ventana Iluminando la oscuridad avanza entre las lanzas del diluvio

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Nadie tiene adonde ir sin un pasado que lo ilumine que lo queme o que lo guíe ¿Reconoces las voces fugitivas que arden en la noche las voces mudas que en ti se despiertan? Ahí está tu abuelo el japonés perdido en Iquitos perdido en el regazo de tu abuela perdida ella en el placer Ni crudos ni cocidos extraviados Oyes también voces de caucheros en Manaos en una turbia noche de cuchillos barajando sangres del otro río de tu herencia

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Voces abismos puertas blindadas que te enturbian la existencia Señales que ya no reconoces Pura ilusión Luz venenosa En tu ebriedad revientan los colores de esa puerta De allí salen centenas de mariposas piratas extraviados en una pesadilla traficantes de sueños escapados del desierto gigantes que rugen en la oscuridad y sus mujeres que anuncian a gritos sus hallazgos Azul de inmensidades El púrpura de las sangres Tu vida - dicen

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Y tú en el delirio afirmabas que las frutas los días el amor en la Piazza d’Espagna sabían a gotas de luz en la tormenta que los colores de la piedra en el sol del Peloponeso te iluminarían para siempre Piensa en eso y olvida las nieblas de una historia que ya nunca conocerás

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¿Qué recuerda tu corazón en su ceguera? ¿Hacia qué hacinamiento de huesos avanzas ciego con tus pasos febriles? El pico de colibrí te borda otro destino ahora que bailas entre las lanzas de la lluvia Los espíritus de las plantas te iluminan ahora que brillas en la oscuridad del monte

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Puente de otros sueños Tejido invisible Buscando casa has llegado a esa puerta vallada de luces amurallada de colores llena de espíritus todos a medio hacer Por esa catarata ya no avanzarás Por ahí sólo danza el aire negro que nunca ante nada se detiene Ni siquiera ante el deseo trenzado con tu mañana

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Allí donde te limpio de esa tentación inclínate urdimbre de venas Trenzado a otra luz tal vez puedas merecer todavía el alivio de mi voz Tu casa está allí donde gozas allí donde sueñas cantando con los espíritus en la alta noche Yo te curo con mi canto Yo te silbo en la médula Savia de luces Torre del silencio donde en diamante el polvo se convierte

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¿Crees que tu casa sea el charco donde la endogamia del paisanaje? ¿Tu casa el país del sermón monacal y el traje de luces de los fieros guardianes del discurso ético? Sólo eso ves aquí al pie de las aldeas quemadas ahora que la savia de luces penetra donde todo es puro la sangre el aire los afectos sólo si el corazón quiere

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Aunque repleta de dardos tú casa es tu propio cuerpo No la adornes con escamas ni con garras ni silencios Amplíala abriéndole sentidos Dale ventanas Dale puertas Y yo desde mi torre de luces mitigaré los temblores que te arrastran Ahí donde la garganta se enturbia te doy luz para que tu voz se limpie Abro cierro el aire con mi canto

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Solo y endemoniado merecerás el mensaje la fuerza de los espíritus y todos los caminos los destinos las calles las puertas los horizontes Dindirindín Sombra de nadie Yo silbo en tus adentros Abro caminos de luz en tus silencios Ríe en el dolor No quemes lágrimas Arde en la lluvia Así los signos adquirirán armonía Humo el mensaje de tus pasos ¿De quién la carcajada que te mata? Te has vuelto invisible para no hablar nunca más desde el otro lado de la noche

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¡Madre de las plantas! ¡Espíritus! Yo canto Yo curo Yo los convoco para protegerte de la vanidad oculta en el aire tan puro que nadie ve Yo convoco a los espíritus invisibles en el aire tan simple que nadie oye A los pájaros luminosos de la noche para orientarte En el reflejo incierto de tu propia historia pones un pie una mano delante de la otra Y en el aire que te enturbia ríes entonando cantos sordos

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¡Caer! ¡Volar! ¡Soñar otra vida! Y de pronto otra vez en el mentidero donde están tus ilustrísimos abuelos tejiendo destejiendo la historia de la Amazonía y sus parcialidades Los abrazas los besas te sonríen como si fueran niños preciosos extraviados en la existencia solitarios en la tormenta

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Hincado hasta la sangre retorcido trenzado en silencio así te veo ahora que canto columna de aire Llorando entre la lluvia avanzas sin nada sin pasado ni futuro ¿Acaso no sabes que tu alma vive trenzada a otras raíces? Piensa en las luces que enciendo en ti Y mírate sin espanto Vértigo de imágenes Apagones Un rayo en el alma Hilo de humo en el circuito del goce

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¿Mi canto tiembla? ¿La palabra miente? ¿Acaso no son tuyos los colores que brillan aquí dentro de tu ser? Con los caminos del mundo en el rostro entro por donde nadie en tus temblores Allí me fundo en dardo en diamante en rayo en trueno en aguacero para otorgar pureza a los ríos de tu cuerpo Te digo que ahí donde la vida arde mi canto te ilumina Te anuncio que yo sé quién viene rompiendo el bosque se columpia y arde en el tiempo Sueña en todo lo que eres en lo que fuiste

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¿Qué harás cuando vuelvas? ¿Buscarás diamantes en el Mediterráneo? ¿O volverás a la isla donde la felicidad te espera? El aire cristalino de los Andes y el aroma de los bosques que son tuyos La bajada por la calle de los Mártires hablando del mundo hacia las orillas del Sena Aquí en mi reino yo te canto yo te silbo en la esencia en el polen en la savia en las resinas de la fuerza y de la luz ¿No cantabas al placer de haber llegado bajando por la calle de Montmartre hablando del Perú y sus glorias pretéritas? ¿No cantabas a la luz con los ojos cerrados? ¡Caer! ¡Renunciar! ¡Volver a nacer! ¿Son las islas del Egeo ahí donde te yergues? ¿Molinos donde el aire del verano canta? ¿Eso dices en tu silencio?

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La aldea quemada en la naciente de los ríos En el bar la radio y su Noche Tropical Ella tamborileando te miraba de reojo En su piel caoba brillaba el sudor y en su mirada el ave nocturna Sólo faltaban los pendientes para el retrato perfecto en la penumbra Allí en ella respirando ese aliento esa luz se salvó tu existencia Más tarde los terroristas la mataron por su devoción a la luz del mundo el amor clandestino Sobre esas cenizas has levantado tu vida ¿En ellas también canta el aire del verano?

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Mi espíritu te lee Mi espíritu te canta Sin pureza alguna nadie que resista los carbones que arden en tu cráneo el hielo en que te plasmas un instante Sin pureza nadie que resista la maldad Pero yo canto porque mi voz puede Así avanzo en tu humo Pez de oro Árbol Ave de nadie ¡Madres! Yo sólo sé cantar misterio de otras voces Yo sólo sé curarte en mi delirio De oro pinto los circuitos apagados Las barreras saltan El cielo arde Se forma un torbellino dentro de ti Las columnas de humo se disipan Mi melodía enciende luces en tu cuerpo

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En lo oscuro vive el espanto pero allí mi canto impongo Ahí puedo corregir tus rupturas y colores desatar tus nudos dibujarte una estrella en el remolino de la sangre De tu corazón brota otra luz El país de las pasadas glorias tus abuelos nosotros mismos nos perdemos en una historia sin remedio Ahora que duermes a los pies del árbol-madre no olvides que casa es pensamiento puro querer y puro anhelar

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Mi canto fundó su ley en tu cuerpo Te has convertido en un ser nuevo sin quebranto ni nada Limpio Torre de luces en la oscuridad. Los colibríes cantan en el aire No dejes que te enturbien raíces venenosas Piensa en tu grandeza ahora que brillas mientras te alejas de este mundo incierto

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El pico del colibrí te ha bordado otro destino Falta saber qué harás de tu existencia por las sendas del anonimato planetario Yo silbo en tus adentros Mi música abre otros caminos Brillan en tu mente inmensidades cataclismos que ya nadie puede predecir

CONFINES

Se me va la existencia tendido a orillas de un flujo de colores Alguna vez mi tentación y mi delirio pero hoy ya nada espero ni los caprichos de la luz en la roca en el aire en la agitación del agua Sólo mi contento y nada más Ni siquiera las mariposas los diamantes las constelaciones que bajan por el río del oro hacia mi consuelo

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Aunque no quiero nada sueño sin embargo voces azules hilos de seda imágenes de otra galaxia Con ellos me iré sin remedio hacia la renovación de la existencia emocionado allí donde levantaré mi casa a la sombra del árbol de luz más allá de los dientes más allá de los huesos hacia la pura esencia
acerca del autor
Jorge

Jorge Nájar, Pucallpa, Perú, 1946. Ha estudiado literatura en la Universidad Federico Villarreal de Lima y en el Instituto de Altos Estudios de América Latina de París. Desde 1972, ha publicado seis poemarios en Lima y en Madrid. En 1984, recibió el 1er premio de la 2da Bienal de Poesía Peruana, Premio Copé, de Lima y, en 2001, el Premio Juan Rulfo de poesía, patrocinada por Radio France International, con su poemario “Canto Ciego”. En 2001, la Editorial de la Unesco ha publicado su antología “Poesía contemporánea de expresión francesa”. Vive en París desde los años setenta, donde ejerce la enseñanza y traduce poesía.