Las moscas volando sobre un recipiente con duraznos Es terriblemente duro esperar a que el teléfono suene cuando esperas una llamada, el estómago se revuelve como si trajeras un chicle que se pega por todo el esófago y se estira cada vez que te mueves y cuando escuchas el primer ringgg... todo tu cuerpo se quiebra, tu brazo derecho se extiende hasta la mesa en la que esta el teléfono, contestas y no hay nadie detrás, el auricular se siente frío y furioso, te golpea la nariz y te muerde el oído y tu nariz comienza a sangrar; si tienes un pedazo de trapo viejo te limpias, sino, cuelgas y abres una lata de duraznos, la vacías sobre un recipiente y lo colocas al lado del teléfono; hasta bajas el volumen de la radio, enciendes la tv y aprietas mute en el control remoto; te sirves infinidad de vasos de agua y dejas la cerveza lista para cuando suene de nuevo. Pueden pasar horas y horas y tu estarás frente al teléfono, las moscas volando sobre el recipiente de duraznos y la cerveza cerrada. Te llamo entre 11:00 y 11:30 Encontré un método aceptable para bajar mi ansiedad mientras espero a que suene el teléfono, me trueno las ampollas que salen en la planta del pie, tomo un alfiler y lo sumerjo en agua oxigenada, clavo el alfiler y lo dejo atravesado durante unos minutos, un líquido comienza a salir lentamente y cuando se acaba, quito el alfiler y me arranco ese pedazo pequeño de piel, para terminar mojo mi carne con cloruro de benzalconio; eso lo hago con cada una de las ampollas que me salen, y si no tengo ninguna y Aide me dice te llamo entre 11:00 y 11:30, ya me jodí La espuma de mi cerveza se derramó en una hoja blanca La espuma de mi cerveza se derramó en una hoja blanca, pensé que también había manchado mi libro de poemas de Raymond Carver, pero no, el libro seguía intacto y la espuma de la cerveza consumía la hoja blanca, di un sorbo a mi cerveza, cerré los ojos durante un par de segundos y la hoja ya no estaba, mi cerveza si, mi libro también, y aquella mujer que conocí ese día. Creo que la espuma no solo consumió la hoja sino también mi poesía; y Aide se metió en mi cráneo como una bala disparada por un revolver y quedó incrustada en mí; algún día alguien la quiso sacar y quedé en estado vegetativo, sin bala, sin Aide... El revolver se disparó a las 11 PM No soporto esta soledad ya, me voy, necesito putas, borrachos y muertos... o lo que sea, o una aspirina para estas terribles nauseas y al vomitar el revolver se disparó, pedazos de mí cayeron sobre la sucia colchoneta, batí de sangre el televisor, mi ropa limpia y Aide estaba en su casa, acostada y pensando en el día de mañana, en lo que tiene que hacer a las 7 am... ¿Qué marca de cigarros fumas? Odio el tabaco, es un olor espantoso, no soporto ver el humo rondando frente a mi cara. Pero cuando veo que Aide fuma se me olvida todo eso, lo hace con una seguridad que ya quisiera tener yo cuando bebo, no se que marca de cigarros fuma, pero se que lo hace bien. Ayer la encontré en el metro fumando, lo hacía con tranquilidad, con cierta resignación a la idea del cáncer pulmonar, me acerqué a ella y no me importó el humo, ni las cenizas que van cayendo poco a poco sobre el piso, al lado de Aide se encontraba una señora, volteaba hacia nosotros y hacía gestos de desaprobación, muecas y fruncía la boca, solo le faltó toser haciendo como que le irritaba la garganta; a Aide no le importó eso, siguió fumando, me beso y nos fuimos de ahí, no se si será bueno que algún día le pregunte ¿qué marca de cigarros fumas?. Sintiendo mi respiración sobre tu torso desnudo Sólo tendríamos esta colchoneta de hule espuma, un retrete, a veces agua para bañarnos, quizás comida mala y un litro de agua purificada. Pero al menos tendríamos algo. Y buscaría un empleo, de lava platos, de empleado en una tienda de puros o de mendigo. Aún cuando solo quisieras llegar por las noches y acostarte junto a mí y sentir mi respiración sobre tu torso desnudo, aún cuando solo llegaras a eso, tendríamos algo Todo comenzó con 10 minutos De repente te vi parada frente a mi, subimos al auto y lo arranqué, solo platicaríamos 10 minutos y acabamos juntos durante 9 horas, y aquel viernes solo iríamos a ver películas y acabamos bebiendo cerveza y acostados sobre el pasto; no supe como pero nos besamos, y todo comenzó con 10 minutos y ahora te hablo de mi muerte, de las personas tan desagradables que caminan por los pasillos de los centros comerciales, de los gordos que tiene el cuello tan negro como una cucaracha gigante, de todo lo que no "amé a Grissel", de las veces que tuve que meterme en hoteles de 50 pesos; y todo comenzó con 10 minutos y ahora hasta pienso en que vivas conmigo, en que estés a mi lado cuando me abran el estómago y metan el bisturí; solo serían 10 minutos y ahora te pido que me acompañes al gastroenterólogo y que esperes a que me muera o a que me hagan un transplante de hígado. El labio que arrancaré y lo llevaré entre mi boca Estábamos acostados, escuchando algo de música cuando Aide me dijo: por qué no hacemos un Intercambio, de que, le conteste yo; se quedó pensando y me dijo: arrancare tu labio y lo llevaré entre mi boca; y que harás con él, le pregunté, lo guardaré y cuando quiera besarte lo sacaré de un frasco; se acercó a mi, y mordió mi labio inferior, con sus dientes clavados en mi labio le dije: Te amo... ella cerró los ojos y siguió mordiendo mi labio; por qué me amas, preguntó Aide, porque tienes las partes de una mujer, le contesté; y solo por eso, me dijo ella; solo se que eres el pedazo de vidrio que corto mis vasos sanguíneos, le dije. me miró de una manera realmente agradable y volvió a su trabajo, arrancar mi labio y llevárselo entre su boca. Aide Es más alta que yo, muchísimo más, tiene el cabello negro y sus ojos siempre expresan algo, me gusta cuando dice cosas como: ¡te puedo matar! Y el día que nos pesamos en una de esas básculas que dan la estatura, el peso, la masa corporal y todas esas cosas, el contador electrónico marcó 62 kgs; yo también me subí a la báscula, y según esto estoy en un peso corporal sano, mido 1.54 y debería de pesar 52 kgs; pero lo que les falta a esos aparatos es medir el dolor o la felicidad, si esas máquinas midieran eso, yo tendría un poco de dolor y un mucho de lo otro; y Aide no lo se, pero supongo que tendría mitad y mitad. Dando vueltas sobre el asiento de Air France Solo tengo una semana y después, subiré a un avión, viajaré 10 u 11 horas, comeré mala comida tradicional francesas, no podré entender a la aeromoza y estaré dando vueltas sobre el asiento de air france; serán al menos 20 días y tu, estarás caminado, dando patadas de TwKdo, no se si pensando en mí, pero por si las dudas, te dejo mi tristessa, mi mala poesía, pedazos de mi cuerpo y alguno que otro cd de flamenco. Sólo espero que cuando regrese, pueda volver a viajar contigo en la línea 2 del metro y me digas: no necesitamos el auto, es mejor caminar. Tus dientes arrancándome el alma Aide me dejó fotos suyas Y también una copa de cristal que tiene que llevarle a no se quien; ---que se rompa la maldita copa----- me dijo Aide anoche, y sobre las fotos no me dijo nada, pero también dejo mi cuello marcado con sus manos, no es visible, pero yo lo las siento; y también me doy cuenta de su estómago gruñendo; y hoy quería que me quedara en casa, me dolía la cabeza y el vientre; pero aún cuando después de dejarla en su casa alguien se acercara con un machete y quisiera quitarme los zapatos, mi dinero y lo que me queda de cuerpo, aún cuando sucediera eso, prefiero ver el afilado machete amenazante y soportar golpes en el estómago, a no sentir sus dientes arrancándome el alma. No sólo fue su espalda (no he hecho nunca un buen poema de amor) No he podido hacer un buen poema de amor, lo he intentado, pero entre la cerveza, el vino y la comida enlatada se han llevado todo; la noche anterior a que Aide se fuera me llegó algo, su espalda desnuda chocando contra mi rostro, quizás los tipos como yo no merecemos tanto, quizás solo cobijas, un sillón con un par de cojines negros y una mirada. Pero Aide no solo me mostró su espalda, sino también durmió a mi lado; algún día pensé que mi respiración agitada rozaría sus pechos, y no solo fue eso, mis manos se mantuvieron en su vientre; y sigo sin hacer un buen poema de amor, no se hacerlos; y ayer daba vueltas en la cama, pensando en mis maletas perdidas en Francia, en los 2 grados menos cero que hay en Madrid, pero aun con todo eso.. no solo fue su espalda... No he visto cucarachas en Madrid La soledad es la misma aquí en Madrid que en mi pedazo de suelo en el centro de la ciudad de México, aquí el vino es bueno y barato, hay gran cantidad de marcas de cerveza y en cualquier lugar puedes comer bien. Aquí no hay cucarachas, ni mosquitos molestos que zumben zzzzz... a las 2 de la madrugada, ni tampoco hay muchos ebrios ni ciegos, ni tipos sin brazos o sin piernas meciéndose en un carrito y pidiendo para comer; tampoco hay ese tráfico espantoso de las 7 de la mañana; no hay nada de eso, pero aun así me sigo revolviendo entre las sabanas; y estando donde sea, sigo afeitándome mal, cortándome el labio o rascándome los testículos, aquí a la gente parece no importarle lo que hagas, puedes estar horas y horas en una barra, con una sola cerveza y un sándwich de jamón y queso. A veces las cosas aquí parecen ir menos mal, pero sin ti estoy perdido, prefiero mi tráfico, los mosquitos y todo eso; no hay mejor situación que caminar a tu lado y decirte: Te amo, ¿quieres ser mi mujer?