A la ceremonia del más importante galardón de las artes plásticas que concede España en el ámbito de las comunidad iberoamericana asistieron, además del Príncipe Felipe, a quien acompañaba la Princesa Letizia, la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, la directora general de Bellas Artes, Ángeles Albert, y representantes del mundo del arte.
La "visión crítica" de la colombiana Doris Salcedo, primera mujer galardonada con el Premio Velázquez, "se abre a una esperanza alejada de dogmatismos. Una posición que, desde el arte, deja siempre abiertas las puertas a la duda y a la inviolable libertad de opinión", resaltó el heredero de la Corona española. Y, citando palabras de la propia artista, el Príncipe Felipe dijo que "el arte debe hacer contrapeso a la barbarie y a una realidad muy compleja, y debe generar espacios donde la gente pueda dudar, pensar, estar en desacuerdo". Por ello, Don Felipe añadió que Salcedo "conjuga el arte con la ética" y, "si hace crecer nuestras preguntas, es porque la sinrazón no tiene respuestas".
Doris Salcedo es conocida por expresar sus preocupaciones políticas y sociales en sus obras, muchas de ellas vinculadas a la violencia que desangra su país. "Desde hace 25 años produzco mi obra en el mismo lugar. Todas ellas sin excepción han sido realizadas en Colombia, un país en guerra. Uno de los tantos territorios donde la catástrofe se percibe como un evento continuo que parece tener fin", recordó Salcedo en su discurso de agradecimiento.
La artista colombiana precisó que "es la historia de los vencidos" la que busca articular en su obra, que fue reconocida por el jurado del Premio Velázquez, instituido en 2002 y dotado con 125.000 euros, por su "calidad" y por "la madurez de su trayectoria". "Mi obra rota alrededor de la experiencia de aquellos que habitan en la periferia de la vida, en el epicentro de las catástrofes. Para no reducir estas experiencias al silencio y a la soledad de la víctima traumatizada, dicha experiencia singular debe ser inscrita en un memorando, en una obra de arte". Y el arte es para esta artista colombiana, que estudió Bellas Artes en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en Bogotá, y cursó estudios de postgrado en la Universidad de Nueva York (1984), "la interrupción que nos permite sustraernos del huracán del progreso" y ofrece el tiempo para compadecernos de aquellos que "mueren mudos, inadvertidos y no escuchados", dijo, recordando a Jacques Ranciére.
Un fin que cumple Salcedo, según palabras de la ministra española de Cultura, que definió su obra como esa llamada que "prende" para "salvarnos de la desmemoria y hacer de la ausencia una presencia compartida". Para González-Sinde, "se puede derrotar el olvido y hacer visibles a los invisibles. Con humildad. Con conciencia. Con compromiso. Con valentía". "Es lo que hace Doris Salcedo, portadora del antídoto", afirmó la ministra de Cultura, quien encabezó el jurado del Premio Velázquez, el "Cervantes" de las artes plásticas.
Un jurado que reconoció a Salcedo como representante del quehacer de una nueva generación de artistas en Latinoamérica y con el que desea "orientar el Premio en la dirección de galardonar a un artista con obra viva y polémica", y puso como ejemplo la exposición que la Tate Gallery dedicó a esta escultora. Se refería a una insólita exposición: una grieta de 167 metros en el piso de cemento de la Sala de Turbinas del prestigioso centro de arte contemporáneo que generó la polémica. En lugar de servirse del volumen, creó un gran vacío, dando lugar a una escultura subterránea, metáfora del racismo.
La artista, que utiliza a menudo muebles en sus esculturas para dar cuenta del horror, ha expuesto también en el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York, en el Centro Pompidou de París y en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid. Esta es la tercera ocasión que el Premio Velázquez, que el año pasado recayó en el español Antoni Muntadas, recala en Hispanoamérica, ya que en 2005 lo obtuvo el mexicano Juan Soriano y en 2008 el brasileño Cildo Meireles.