En esta ocasión, ha sido el libro de relatos Soumenlinna de Javier Calvo —escritor español, coleccionista de libros y traductor— motivo de realización. Y digo realización porque cada vez que cae en mis manos uno de los ejemplos literarios de la generación nocilla —o afterpost— siento una gran satisfacción personal. Cada una de esas muestras pone en juicio que la literatura es un experimento y que bajo ella debe haber un hilo ético. La realidad, como dijo Lacan, es la suma de nuestras fantasías y de nuestros símbolos. Sería un desperdicio no entender el libro (el producto) como un campo de trabajo intencionado para reconstruir no solo la realidad sino los conceptos mismos. Y se debe utilizar dicho esfuerzo para plantear algunas cuestiones éticas en un mundo que ha sucumbido a la crisis de conciencia. (Continúa en la página interior).