Entendemos que un sereno es un centinela que vigila bajo la luna y las estrellas. En su cuento Miguel Montoya, la mayoría de las veces, emplea la expresión con mayúscula (Sereno, aludiendo a un personaje que no practica tal oficio). El cuento es interrumpido con digresiones propias del ensayo como una línea ondeante a través de la cual se manifiesta la subjetividad del autor, quien analiza el Espíritu de los Hombres de su entorno, al menos unos rasgos similares, tomando como referente al Sereno. Lo verosímil escapa de sus manos cuando el autor afirma sobre su personaje que «Escucha músicos contemporáneos y lee a los filósofos alemanes de hace muchísimo tiempo». En la singularidad de su propio Mundo «Siempre camina y siempre habla del camino». Las reflexiones de Montoya, o mejor del narrador, obligan a romper el hilo de la narración para cruzar los límites de lo literario con destino a la psicología del personaje, prácticamente único en el cuento. No por tales roturas pierde su coherencia. La cotidianidad de la calle es objeto del escrutinio del observador narrador. Parodiando a Heráclito, no es posible mirarse dos veces en el mismo río. Rubén López Rodrigué (Bogotá, Colombia).
Miguel Montoya, escritor y filósofo, nació en San Juan (Argentina), 1948. Estudio Ingeniería en la UNSJ y se pos-graduó como diplomado superior en Ciencias Sociales, mención Sociología, y después como Magister en Ciencia Política y Sociología en la FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales). Además cursó posgrados de Psicología Social y de Psicoanálisis; entre otros. Profesor Titular Exclusivo en la Universidad Nacional de San Juan. Ha publicado libros, de filosofía, de psicología social, de educación y ha participado con sus cuentos en convocatorias nacionales e internacionales. Ha escrito para semanarios provinciales y revistas de Sociología.