César Moro (Lima, 1903-1956) pertenece a esa estirpe de poetas únicamente comprometidos con el arte. Lo demuestra el haberse desligado de las filas surrealistas (a tiempo, como Dalí, el surrealismo en persona), porque era un poeta genuino que creía en la poesía y no en las filas trasnochadas que la cófrade institucionalización vuelve panfletaria. Sobrados ejemplos de ello nos dan los gratuitos y “exquisitos” ejercicios preocupados en el objeto más que en el fondo mismo del fetiche literario. César Moro es la ruptura de la regla lírica, es el brillo mismo del diamante del mundo en que se imbrican sentido, límite onírico y realidad desvelada. Erigió también sesudos ensayos en torno a la obra de Proust, Sor Juana Inés de la Cruz, la pintura peruana contemporánea entre otros. (Continúa en la página interior).
*Jack Farfán Cedrón (Perú, 1973). Ha publicado desde 2005 cuatro poemarios. Colabora con diversas revistas literarias virtuales de México, España, Chile, Perú y EE.UU. Tiene un blog en Internet.
César Moro (Lima, Perú, 1903-1956) fue más que un poeta y pintor surrealista, un visionario cuyo “desenfreno espiritual” firma su primer trabajo pictórico hacia 1921. En 1925 llega a París. En 1926 y 1927 muestra sus primeros trabajos artísticos, identificándose con el surrealismo en 1928. Regresa a Lima en 1933, y en 1935, organiza, con Emilio Adolfo Westphalen, la Primera Exposición Surrealista de Latinoamérica, en la Academia Alcedo de Lima. Colabora en París, en Le surréalisme au service de la Révolution. El francés se convertiría en su idioma natural. A su regreso de París (1934) comprueba el gran interés que el Surrealismo ejercía, sobre todo en los más jóvenes. En 1938, Moro vuelve a salir de Lima y se establece en México, donde, con motivo de la estancia de Breton, presenta en Letras de México y en Poesía algunos poemas traducidos de los surrealistas franceses: “El Surrealismo es el cordón que une la bomba de dinamita con el fuego para hacer volar la montaña”. Obras: “La tortuga ecuestre”, 1938 (1957); “Cartas” (1939); “Lettre d'amour” (1939); “Le château de grisou” (1941); “L'homme du paradisier et autres textes” (1944); “Trafalgar Square” (1954); “Amour à mort” (1955). “Amour à Moro: homenaje a César Moro” (2003) le rinde merecido culto.