Un hombre que cruza las calles de Londres sin saber muy bien hacia dónde le llevan sus pasos, ni lo que va a hacer con la mujer que le acompaña, que le sonríe con una sonrisa mellada y le guiña un ojo. «¡Vamos, capitán!, ¡más rápido! ¡Ja, ja, ja!» Una mujer que habla y habla sin descanso, que lleva al protagonista al hilo de sus palabras «subiendo y bajando escaleras, atravesando arcos y pasajes subterráneos que discurrían entre almacenes y solares abandonados, corrales ilegales para las peleas de gallos, fumaderos de opio». Una Ariadna borracha y un Teseo cobarde se escurren como una pareja de anguilas por un laberinto de callejuelas hacia el corazón de la soledad y el llanto; de pronto, se oye un grito en mitad de la niebla. Y ruido de pasos…
Filólogo de formación y apasionado de la palabra escrita, Domingo Alberto Martínez (Zaragoza, 1977) dirigió una librería hasta 2012, año en el que se trasladó con su familia a Tudela, capital de la Ribera navarra. Su primera novela, “Las ruinas blancas”, fue premiada en el XVI certamen “Santa Isabel de Aragón, reina de Portugal”, convocado por la Diputación de Zaragoza en 2001. Un año antes, su siguiente novela, “Trovas de fierro”, había recibido el premio Alfonso Sancho Sáez del Ayuntamiento de Jaén. Sus relatos, premiados en muchos certámenes literarios, están recogidos en las antologías “El pan nuestro de cada día”, “Palos de ciego” y “Un ciervo en la carretera” actualmente a la venta.