Las creaciones que ofrece el poeta se convierten en constelaciones diseñadas de tal modo que reconocemos además del trabajo verbal, partes de un trabajo fotográfico: “Otro el mar de los pescadores/ Crepúsculo y grito de gaviotas / Prontas a desertar / El poco cielo diurno que resta / Al primer pálpito en los velámenes”. Tan pronto se articulan estos versos que se disuelven en elementos que nos abren un paisaje. La propuesta lírica con carga modernista y minimalista arma una interesante arquitectura existencial. Como el fotógrafo: no pierde el foco. Consideremos el poema XVI-2: “Basta acercar el oído / A la boca de los manantiales / Para redescubrir la lengua / Única del humano”. Sus poemas contienen líneas cortas de versos libres y pequeñas unidades de estrofa. Mario Camelo emplea un itinerario preciso: (1) el tratamiento directo de la cosa, (2) no usa palabras que no contribuyan al desarrollo del foco, y (3) compone en la secuencia en frases con mucha carga visual. Cuando se siente afectado por algo, el poeta lo enuncia: “El grito / Cuando la debilidad / Va cubriendo de ulceras profundas / Los labios la boca / Ante los hierros del mundo”. Se podría decir que los poemas tienden a ser unívocos, no son necesarias numerosas lecturas, de todos modos, su riqueza requiere una lectura palabra por palabra, línea por línea. Eduardo Escalante.
Mario Camelo, poeta y traductor colombiano (1952). Realizó estudios de literatura en Colombia y Suiza, donde reside desde 1979. Su obra ha sido publicada en Colombia, España, Dinamarca, Italia y Suiza. Su libro más reciente se intitula CANTIGAS, que reúne la poesía escrita entre 1974-2017. Sestante editore-Universidad de Bérgamo. Italia. Además de su propia obra en poesía, ha traducido al español poetas como Giuseppe Ungaretti, Philippe Jaccottet, Jehuda Amichai, Gezim Hajdari, Anne Perrier, Pierre Voélin, Kurt Marti, Giorgio Caproni, entre otros.