Estas prosas empiezan en medio de aullidos de lobos que asaltan los sueños. Cuando la realidad muestra su rostro de carencia o pérdida, los sueños tienen su poder de revelación de la vida, en especial para elaborar una cuestión nodal como la culpa. Aquí el padre representa a todos los padres expiando una oscura culpa. El poeta recuerda con afecto y respeto a su padre: el padre y sus amores perdidos, silencios, soledad y trabajo en la fábrica. Razón tenía el poeta colombiano Rogelio Echavarría cuando decía que “frente al padre, los poetas han sido más pudorosos en la manifestación de sus sentimientos y más afortunados en la efusión lírica». Un tío le deja a su sobrino unos cuadernos por legado con frases como esta de Rosa Montero: "Lo verdaderamente heroico es querer al otro tal cual es”. Eduardo Coro también introduce el mito del ángel, un anacronismo en pleno siglo XXI, leyendas como el hada del humo y una pareja enamorada atada por lazos invisibles. La vida de un hombre era un jardín desierto en el que ninguna mujer crece ni florece. Con todo, por más dolor que invada su ser, el poeta no pierde con facilidad el paraíso. Rubén López Rodrigué.
Eduardo Francisco Coiro nació en 1958 en Lomas de Zamora, Argentina. Es Licenciado en Sociología de la Universidad de Buenos Aires y escritor. Es también director y editor del proyecto cultural Inventiva Social, publicación virtual abierta para escritores, con temáticas sociales y humanas.