Este año se cumplen los centenarios de tres figuras relevantes de la literatura latinoamericana: el narrador argentino Julio Cortázar (1914-1984), el poeta y ensayista mexicano Octavio Paz (1914-1998) y el bardo chileno Nicanor Parra (1914). Sus obras se caracterizan por haber ido más allá del dogmatismo literario y haber alcanzado la universalidad. Julio Cortázar es el creador de “Rayuela”, una de las novelas más importantes escritas en español, en la que propone al lector adoptar un rol activo para leerla y recomponerla de manera lúdica. Sus diálogos, llenos de humor, ironía y sarcasmos fueron escritos en un lenguaje coloquial rioplatense. En marzo se empezará festejando su centenario en el Salón del Libro de París, consagrado al escritor argentino, se continuará en las Ferias del Libro de Buenos Aires en abril y de Guadalajara (México) en noviembre y diciembre, donde Argentina es también el país invitado. Por su parte, Octavio Paz nos ha dejado obras maestras en poesía como “Libertad bajo palabra”, “Ladera Este” y “Vuelta”. En su ensayo “El laberinto de la soledad”, analiza el fondo anímico del mexicano, en su pasado y en su presente, y lo revela como un ser cargado de tradición. El Fondo de Cultura Económica de México prepara ediciones especiales y nuevas sobre Octavio Paz, la editorial Circe presentará una biografía de Cortázar y la editorial Alfaguara, un libro diccionario sobre su obra y pensamiento. El antipoeta Nicanor Parra, creador de una nueva escritura poética, introduciendo un lenguaje directo, lleno de ironías y risas, mucho más cercano a lo cotidiano. “Sin ser un vate —ha declarado—, sin ser un Zaratustra criollo, sin ser aprendiz de hechicero, busco la entrada y salida del laberinto en el que estamos…”
(El artículo de Winston Manrique Sabogal fue publicado el 8/01/14 en la sección Cultura del diario El País de Madrid)
Julio Cortázar, (Bruselas, 1914 – París, 1984). En Buenos Aires desde 1918, estudia en la Escuela Normal Mariano Acosta. En 1934, ingresa en la Facultad de Filosofía y Letras. Profesor en un colegio de Bolívar (Buenos Aires). En 1938, aparece “Presencia”, poemas, con el seudónimo Julio Denis. Entre 1944-45, es profesor de literatura francesa en la Universidad de Cuyo, Mendoza. En 1946, publica su cuento “Casa tomada” y en 1949, el poema “Los Reyes”. En 1951, su primer libro de cuentos “Bestiario” y en el mismo año con una beca del gobierno francés, se instala en París y trabaja como traductor en la UNESCO. Publica “Final de juego" cuentos (1956), “Las armas secretas” cuentos (1959), “Los premios” novela (1961), “Historias de cronopios y de famas” (1962), “Rayuela” (1963), “Todos los fuegos, el fuego” cuentos (1966), “La vuelta al día en ochenta mundos” (1967), “62, modelo para armar” (1968), “El libro de Manuel” (1973), “Octaedro”, cuentos, (1974), “Queremos tanto a Glenda” cuentos (1980), “Los autonautas de la cosmopista” (1983) y “Salvo el crepúsculo” poemas (1984). Su obra ha sido traducida a casi todos los idiomas.