Un encuentro con la poesía simbólica de sutil expresión de Daniel Macmillen. En sus versos se refleja el agobio diario de los seres humanos en su lucha por sobrevivir. En “Nota peatonal –I”, es lo cotidiano de miles de personas en su retorno a sus hogares, cargando “la mochila” de su vida. En una estación de metro, tren o bus, las caras desconocidas se dan luz en sus auriculares, celulares y mastican todavía resabios del almuerzo. La agitación, dice Daniel Macmillen es el “auge de los agobios”. En su poema “Los testigos de Vishtinets” se manifiesta la nostalgia atónita del sufrimiento de hombres, mujeres y niños judíos, donde “los árboles no pueden dormir…por lo que han visto”. En el “Paseo de la pesadumbre” nos revive las atrocidades perpetradas por la barbarie que dejaron huellas en objetos derruidos por el tiempo, pero siniestros, “descargados de impunidad vidrieras que enjaulan la soberbia”. La poesía de Daniel Macmillen nos evoca la dificultad de nuestras vidas y nuestros tormentos, pero la voz de la consciencia emana de los cantos de este joven poeta. “Envejecer de joven” soltando las amarras de una niñez y adolescencia que nos transforman en adultos. En “Decir” su amor es declamado en silencio, las palabras no salen y quedan notas de una música romántica que algún día se develarán. Esperamos volver a encontrarnos con los sonidos armoniosos y la arquitectura de una poética sensible, tímida y reconfortante. Carolina Paton.
Daniel Macmillen nació en Londres en 1994, de madre rusa y padre escocés. Pasó su infancia y su adolescencia en Costa Rica y Argentina. A los diecisiete años dejó Latinoamérica para asentarse en Inglaterra, donde actualmente estudia Política y Sociología en la Universidad de Cambridge. Sus cuentos fueron publicados en la Antología Mays y en The Cambridge Student.