En este texto Carolina Paton hace a nuestros ojos recorrer placenteramente la casa restaurada de Walter Scott, inventor de la llamada novela histórica (¿pero cuál será la novela que no es histórica?), que fue ocupada por cinco generaciones. Además de la “casa de sus sueños”, nos introduce en datos biográficos sobre la vida y obra del polifacético escritor que fue poseedor de una biblioteca que atesoraba más de siete mil libros, escribió una biografía de Napoleón Bonaparte, hizo una literatura que buscaba rescatar del cuarto del olvido costumbres y formas de vida elevándolas al arte, padeció una enfermedad temprana que lo llevó a beber de las fuentes de la narrativa oral, escribió con pasión sobre sus raíces históricas sin renunciar por ello al “ensueño de la imaginación”, en unas historias apasionantes nacidas de la pureza del arte. A Walter Scott se le ubica en el Romanticismo por cuanto el relato novelesco que cata la sucesión de episodios de tipo histórico es característico de la época romántica. Y toda la historia de la Inglaterra medieval pasa por la pluma que escribieron la serie de sus novelas. La imaginación romántica hizo a los novelistas ser historiadores y novelistas a los historiadores. Rubén López Rodrigué.