Olga Luis Rivero nos propone entrar, visualizar, rastrear la senda subterránea, indagar en la lectura poética, refundar los valores. Actuar. Pensar con nuevos zapatos. Brindar por el drama que es vivir, pero brindar para que el recuerdo de los ahogados no quede olvidado en el césped de la moda. Propone leer y releer el sueño, también la pesadilla. ¿Acaso la poesía no se merece un espacio propio lejos de la técnica? ¿Acaso todo producto cultural tiene que rendir cuentas a la razón? Olga Luis Rivero es tajante en este sentido: “Al amor brusco yo he venido a sonreír de corazón / por esta hierba que no existe / Sonreír desquillado el sol / en trozos de la calle / el lado brillante de la calle / donde cae salvajemente el sol”. (Continúa en la página interior).