Hacía tiempo que no encontraba un texto de estas características: una alegoría, como se hacía en otros tiempos, que sirve también de definición. Las palabras aquí tienen una función muy concreta: exaltar algunos rasgos sobre otros con el fin de ofrecer una visión personal y profunda de un lugar —diríase comunidad humana— (trágica, popular, revolucionaria, anarquista). De esa manera se garantiza la sinceridad de la autora a la hora de asumir esta responsabilidad. Y dicho sea de paso es de agradecer encontrar autores sinceros —sea clásico o no su discurso— que escriben lo que su temperamento intuitivamente les indica. Con la lectura de este texto he tenido muchos flashes poéticos. El ritmo, la entonación de las frases al margen de los localismos, indican que la poesía está implícita, cual espina dorsal. Ese es otro rasgo pretérito y sincero que nos devuelve a nuestras primeras lecturas: aquellas en las que nos formamos como individuos y en las que concebimos nuestro amor por la literatura. No podría finalizar de otra forma: “Que digan que estoy dormida y me lleven allí”. Antonio Guerrero.
Nélida Duarte, nació en la ciudad de Rosario (Argentina). Cursó la carrera de Letras en la Facultad de Humanidades de la Universidad de su ciudad natal. Estudió teatro en la Escuela de Arte Dramático. Ha publicado un libro, “Violación”, y recibió los siguientes premios: Editorial de los cuatro vientos, Plaza de los poetas, Editorial Dunken que le permitieron participar en dos antologías. Desde hace 8 años hace radio.