Más luz sobre la belleza oscura de la poeta argentina. Se encienden más luces que amplían la leyenda de Alejandra Pizarnik, una de las poetas hispanohablantes más importantes de la segunda mitad del siglo XX, que aclaran su proceso creativo y aumentan la belleza de su enigmática y sobrecogedora poesía. Antes de empezar a balancearse en el borde del abismo, Alejandra Pizarnik ya escuchaba el seductor rugido del fondo silencioso. (Continúa en la página interior).
Publicado el 23/03/13 en el suplemento Cultura del diario El País de Madrid.
Alejandra Pizarnik, Buenos Aires, 1936. Obtuvo su título en Filosofía y Letras por la Universidad de Buenos Aires y posteriormente viajó a París hasta 1964 cuando estudió Literatura Francesa en La Sorbona y trabajó en el campo literario colaborando en varios diarios y revistas con sus poemas y traducciones de Artaud y Aimé Cesaire, entre otros. Es una de las voces más representativas de la generación del sesenta y es considerada una de las poetas líricas y surrealistas más importantes de Argentina. Su obra poética está representada en “La tierra más ajena”, 1955; “La última inocencia”, 1956; “Las aventuras perdidas”, 1958; “Árbol de Diana”, 1962; “Los trabajos y las noches”, 1965; “Extracción de la piedra de locura”, 1968; “El infierno musical”, 1971 y “Textos de sombra y últimos poemas”, publicación póstuma, 1982. Muere en París en 1972.