El escritor peruano fue uno de los mayores cuentistas de Latinoamérica. La publicación de un volumen con sus textos dispersos e inéditos permite redescubrir a este extraordinario escritor peruano. Cuando uno llega al último escrito de Julio Ramón Ribeyro que compone la edición La caza sutil y otros textos (ediciones Universidad Diego Portales), definida en su subtítulo como “un desaprensivo paseo entre libros y autores”, uno tiene la certeza de haber metido las narices, invitado o no, en el escritorio del cuentista peruano. Con un espíritu ciertamente profanador uno escarba en los vericuetos de la producción periodística y ensayística de Ribeyro, en las notas, los apuntes y textos dispersos, que dejó por allí para combatir el silencio, para vencerlo. (Continúa en la página interior).
Publicado el 19/12/12 en la revista de cultura Ñ del diario Clarín de Buenos Aires.Julio Ramón Ribeyro, Lima (1929-1994). Estudio letras y derecho en la Universidad Católica de la capital peruana. Forma parte de un círculo de escritores que suelen publicar sus obras y presentarlas en lugares bohemios de Lima. En 1952 viaja a España para cursar estudios de periodismo gracias a una beca del Instituto de Cultura Hispánica. Recorre varios países europeos: Francia, Alemania y Bélgica. En 1958, volvió al Perú para publicar su “Cuentos de Circunstancias” y su novela “Crónica de San Gabriel”. Trabajó en la Universidad Nacional de Huamanga (Ayacucho). En 1960, se afinca en París donde fue periodista en la agencia France Presse, agregado cultural en la Embajada del Perú y delegado permanente ante la UNESCO. Ese mismo año le concedieron el Premio Nacional de Fomento a la Cultura. En 1963, ganó el Premio del diario Expreso de Novela. En 1983, el Premio Nacional de Literatura. Publicó las novelas "Los geniecillos dominicales" (1965), "La Palabra del Mudo" (1973), "Cambio de guardia", "La caza sutil" y sus libros de prosa "Prosas apátridas", "Dichos de Luder" y "La tentación del fracaso". En 1993, fue galardonado con el Premio Nacional De Cultura y en 1994, con el Premio Internacional Juan Rulfo de México.