El autor le da forma de cuento a la escultura de recuerdos y aprendizajes de su personaje, un combatiente obligado a pelear guerras ajenas mientras sus propias batallas pugnan por ser comprendidas. La caída de su idealismo social y político, ultrajado por una tan austera como dolorosa verdad universal, lo acerca a su adolescencia y al mensaje de su padre. “Aquello era guerra para los soldados, pero para los coroneles y generales unas vacaciones…” El regreso a casa, a sus antiguos pasos ya desvanecidos en el barro del camino; a sus amores, a sus viejas utopías cansadas de esperarlo, al remanso por fin. Un ser humano transmutándose hacia su esencia. El árbol de su vida, desmenuzado en ramas, hojas verdes y secas, en raíces aún poderosas y sedientas como la vida misma, se impone como figura. El punto vacío de partida y de llegada de ese hombre entregado a su propia búsqueda se funde en una prosa que golpea finalmente en aquel espacio de distancia entre lo que quisimos alcanzar y lo que logramos llegar a ser. Silvia Hebe Bedini.

• El regreso por Ariel González Calzada