Sábado 14 | Diciembre de 2024
Director: Héctor Loaiza
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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Narrativa
23 8 2008
No hay nada más triste que un hombre sin canción y sin mujer, por Juan Beat
Peleábamos por todo, bueno por casi todo, que si yo iba muy rápido, que si conducía como desesperado; y particularmente me molestaba que le "picara" a los botones del mando del cd player cuando yo escuchaba mis canciones. Desde el principio le caí mal, y ella a mí, así que no sé por qué terminamos en un hotelucho follando una semana después de conocernos. No lo hicimos aquella noche cuando nos topamos fuera del Centro Cultural de España porque me entró la paranoia cuando me dijo que tenía 17. Tres días después, cumplió los "añorados 18", así que cuando nos vimos por segunda vez me olvidé de esa estupida paranoia, nos pusimos a beber y así fue como llegamos a aquel cuartucho de Santa María la Ribera. También peleábamos por todo, yo quería la radio y ella la tele, que si Dick Dale era para viejitos, que si para ella el psycho era nice, sin embargo, cuando se desnudó las peleas terminaron. La dejé que pusiera tele-hit y no me importó que dijera pestes de Dick Dale, me tiré en la cama mientras ella bailaba, recorría la habitación saltando y brincando. Por primera vez me pareció agradable, no hablaba, no gemía, hasta parecía que no respiraba. Se mecía los cabellos, caminaba como si fuese una modelo, y mientras movía sus caderas me apuntaba con el dedo. Me imaginé que era una señal como de "¡Hey cabrón!... Te podría disparar con todas las pistolas de este puto mundo". Y así me miraba, no sé por qué me odiaba. Bueno... yo tampoco la quería mucho. Creo que cuando nos conocimos estábamos en el lugar adecuado para comenzar aquella conversación superflua. Nos odiamos desde ese momento. —Eres feo —me dijo, —eres linda —le contesté. Después reímos y le invite una cerveza. —No tengo otra cosa que hacer, hagámoslo —me contestó sonriendo y meciéndose el cabello.

—Karen, eres la mujer más hermosa con la que he dormido —le grité mientras me seguía señalando y bailoteaba frente de mi.
—Qué dijiste —me preguntó bastante extrañada.
—Que eres la mujer más hermosa con la que he dormido.
—No me digas eso Juan... —me lo dijo hasta conmovida, incluso preocupada.

Dejó de señalarme, dejó de bailar, apagó la tele y se recostó a mi lado; yo no mentía, era la mujer más hermosa con la que había pasado una noche. No sé por qué le afectó tanto. Dónde quedó mi fealdad, donde quedaron las putas pistolas del mundo y las canciones que no soportaba. Ya no hubo más sexo, tampoco frivolidades, solo se quedó dormida abrazándome. Recordé que hace años, después de una de esas tantas ridículas peleas con Karina, mi amigo Jaime Garza me dijo: no hay nada más triste en el mundo que un hombre sin canción y sin mujer. Ja… Karina "era mala conmigo" pero era mi mujer y teníamos una canción. Karen era la mujer más hermosa con la que había dormido, pero no teníamos "una canción", tampoco "era mi mujer" y esa noche se olvidaría, muy pronto regresaríamos al sexo y las peleas.

Rumbo a Puebla las peleas siguieron, pero eran mis canciones, mi auto y mi maldita tristeza. I'm deranged / Deranged my love / I'm deranged down down down / So cruise me babe cruise me baby... Karen comenzó a insultar a Bowie, no dejaba de parlotear y de nuevo me señalaba con su "revolver imaginario". Quise poner fin.
—Deja de gritar o te bajas del auto.
—¿Qué? ¡No te importa dejarme sola aquí!
—No me importa que me señales, ¡pero cállate!
—¿Ya no me quieres? ¿No dijiste que era la mujer más hermosa con la que habías dormido?
—Si, pero no eres "mi mujer", tampoco tus canciones son mis canciones.

Tomé el primer retorno, aceleré a 180 Km sin que Karen pudiera hacer mucho, se hundió en el asiento, subí más el volumen y al llegar a la Tapo detuve el auto. Fui muy caballeroso, le abrí la puerta y la invité a salir. Cuando de nuevo arrancaba el auto, Karen en la acera se veía realmente hermosa con esa pequeña faldita y su top azul claro. ¡Vaya, en ese momento si era la mujer más hermosa del mundo! Sus ojos apuntaban directo a mi corazón, lástima que esa mujer tan bella, "no sea mía", y mucho menos lo eran sus canciones…
acerca del autor

Juan Ismael Ramírez Labastida (Juan Beat), México, 1976. Es licenciado en psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue director fundador de la revista estudiantil “Comunicantes”, de la Facultad de Psicología de la misma universidad. Es editor de “Los Avengers Fanzine” y ocasional colaborador de Generación y Resonancias. Ha colaborado en diversas revistas electrónicas mexicanas e internacionales. No premios, no becas, bebedor de cerveza oscura y músico de bop frustrado. Sus principales influencias son: Jack Kerouac, Charles Bukowski, John Fante, Raymond Carver, Fernando Vallejo, Alejandro Jodorowsky, David Lynch, Pedro Almodóvar, John Coltrane, Charlie Parker…