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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Arte
2 9 2007
El juego de los juegos en la obra artística de Silvia Brewda
JUEGO DE LOS JUEGOS Mercedes Casanegra, Miembro de la Asociación Argentina e Internacional de Críticos de Arte. Prólogo de la exposición “Juego de los juegos”, Galería Arteconsult, Panamá, Agosto de 2002. Otra constante suya es la de hacer intervenir en el hecho artístico la investigación histórica. Esta vez su eje temático ha sido el juego, los juegos de todos los tiempos. Cada una de las obras pictóricas, incluye un tipo de juego concreto, desde los juegos formales y ancestrales a otros, informales. Las canicas, el dominó, el ta-te-ti, la rayuela, la peonza, las marionetas, las muñecas, hasta los basados en la improvisación de la ocurrencia infantil. Pero, en la actitud de Silvia Brewda hay un tipo de sistematización, de registro, casi enciclopédicos. Hay un intento de posar en el horizonte del presente toda una infinita gama de formalizaciones lúdicas que vienen desde antaño y continúan, transformadas o no, en la actualidad. Y que poseen una vigente vitalidad. Cada obra funciona como la página de un gran libro, pues hay en ellas una breve narración y un tipo de diagramación de ilustración libresca. En cada cuadro se ilustra un juego diferente. Por otra parte, los elementos, su representación están superpuestos a un rasgo habitual de la obra de la artista: texturas diversas. Apuntamos, por lo tanto, a una hipótesis. Cada página no sería solamente una página en blanco. Cada juego singular estaría enfrentado a un entramado que funcionaría como la conciencia humana, tanto individual (ninguna es igual a otra), como colectiva. Tramas de la conciencia y del tiempo urdidas entre sí, y entre ellas el elemento lúdico particular. En una instancia siguiente, tanto la artista como el espectador reconocerán en el juego un elemento que al ser propio de la misma cultura a la que pertenecen, les corresponde. Se trata, también, de un instrumento de identificación. Gadamer se refiere al juego y al juego hermenéutico en la obra de arte como “un ser-activo-con”. Es decir, hoy el arte nos propone una “tarea de la construcción de la obra misma”.(1) Agregaríamos a esto, como parte de la hipótesis también, que hay una tarea posible de identificación y de construcción de nosotros mismos a través del arte contemporáneo. (Se trate ya de una performance en vivo, como de un cuadro, como de una escultura). Es uno de los desafíos que nos propone el presente. Dentro de esta propuesta del arte como juego y del juego como instrumento de identificación, Silvia Brewda opone también la trama de todos los juegos posibles. Finalmente, la reflexión resultante incluye también el concepto de símbolo como tessera hospitalis, aquella mitad que, entregada tiempo atrás a un anfitrión por alguien de nuestra raigambre, al reconocerla nos completa. Hace que nos reencontremos con la otra parte de nosotros mismos. Y del juego hemos pasado al símbolo. La posmodernidad se ha encargado de recordarnos especialmente nuestra conciencia de la fragmentación y de nuestra existencia como fragmentaria. “...existe el otro fragmento, siempre buscado, que complementará en un todo nuestro propio fragmento vital.”(2) ¿No es acaso el juego un intento de reconstruir por un lapso, mientras el juego dure, nuestra sabida falta de completitud? Todo intento artístico contemporáneo, todavía en esta etapa post-duchampiana, incluye un gesto. El de Silvia Brewda intenta ser un gesto amplio, abarcador. En tiempo y en espacio, pero con un claro objetivo: el antropológico. Los juegos, conocidos por todas las culturas, a través de todos los tiempos, han sido, entre otras tantas interpretaciones, modos de transitar este individual-colectivo e ineluctable tránsito de la existencia. ¿Arte y juego-Juego y arte, podrían ser las dos caras de un Jano bifronte? Interpretaciones, al fin, de la existencia humana vistas desde otro lugar del universo. (1) y (2) Hans-Georg Gadamer, “El simbolismo en el arte” en La actualidad de lo bello, Paidós, Barcelona, 1996. Puro Placer Juan Carlos Romero , 29/08/04 El juego es un puro placer de entretenerse y en los juegos hay mucho de ritos mágicos que en algunos casos llegan hasta los albores mismos de la humanidad. El puro placer parece tan sencillo pero en la actualidad esa especie de ingenuidad ha desparecido en nombre de los juegos electrónicos que requieren de nosotros algo más que una simple habilidad para enfrentar al rival circunstancial. En el largo camino de los juegos a través de los siglos vemos que muchos de ellos han mantenido su esencia aunque se haya perfeccionado su producción. Un ejemplo son los trompos que fueron recomendados por Catón a los romanos para alejarlos del juego de dados y que pueden ser construidos con los más diversos materiales desde conchas marinas, madera o metal hasta el inconfundible plástico. Los trompos son la metáfora de la vida humana, ya que si son lanzados con suficiente habilidad y bien direccionados giran a una velocidad vertiginosa y terminarán rápidamente su giro si el que los lanza carece del conocimiento suficiente para hacerlos durar. El objeto, el tiempo y la mano serán quienes unidos en un solo gesto decidan cuan permanente, serena y ágil será la persistencia de ese movimiento circular. Silvia Brewda con sus grabados, ha encontrado el lenguaje para poder narrar dónde está el secreto de la esencia de los trompos. En cada una de sus imágenes vamos descubriendo la sutil y secreta forma creadora de los más sofisticados giros. Los grabados de trompos son el inicio de un camino que la lleva a los juegos contemporáneos, de ese camino que va del juego como puro placer al de la competencia discriminatoria representado por la "Barbie", esa irreal y nada mágica muñeca que resume en su imagen todo lo que se pueda decir del consumo y de las trágicas diferencias sociales del mundo contemporáneo. Personajes sofisticados, bebidas emblemáticas y automóviles mitológicos son sólo una parte de un amplio y complejo catálogo de productos para consumir. Drogas o unos elixires que "producen monstruos" para acompañar a Barbie y su compañero masculino en la más absurda irrealidad. ¿Qué ha quedado de aquellos antiguos juegos? Muy poco. Johan Huizinga en su libro Homo Ludens asegura que "El auténtico, el puro juego es una de las principales bases de la civilización". Hoy la civilización está pasando por una aguda enfermedad que me permite afirmar que ya los seres humanos no están jugando. Los productos que se producen para los juegos en esta época sólo apuntan al más cruel enfrentamiento tanto en los juegos individuales como en los grupales. Detrás de cada juego hay un "jugoso" negocio y un mensaje que señala claramente en que lugar está ubicado el poder. Volvamos a Barbie, personaje paradigmático de esta época post, que ha sido tomado por Silvia para completar su proyecto acerca de los juegos, al que le dio el significativo nombre de Piedra Libre. Desde los míticos trompos hasta la rígida y paradigmática Barbie, Silvia nos lleva por un camino lleno de obstáculos que hacen clara referencia al "juego de las escondidas" y aparecen nuevamente las metáforas de las acciones humanas. La pregunta de dónde está cada uno de nosotros, en qué rincón se esconde, cuál es la máscara que usa para poder distraer a los demás. En este lugar habrá que pensar en las estrategias para sobrevivir, en los vestidos para disimular. Es inevitable recurrir a Barbie con sus ajuares para producir el cambio cada vez que sea oportuno. Diferentes ropas, color de cabello, tipo de peinado, color de piel. Todos formatos para la simulación. Girar como un trompo, disimular como Barbie, ocultarse como en el juego de la piedra libre, son apenas algunas de las muchas marcas que están visibles en la obra de Silvia Brewda preocupada por la vida humana. Para conseguir los resultados que están a la vista se necesita el mejor conocimiento de la herramienta y poder lograr así transmitir ese sentimiento con su inteligente y sutil obra gráfica. El juego es un puro placer de entretenerse? Esta es la última pregunta que nos queda después de contemplar la exposición "Piedra Libre".
acerca del autor
Varios

Nace en 1949, en Buenos Aires. Se gradúa de Profesora Nacional de Pintura. Realiza desde el año 1978, exposiciones individuales y colectivas en el país y el el exterior, en museos, galerías e instituciones.Entre sus muestras individuales: Centro Cultural Recoleta, Arte B A, Galerías Suipacha, Julia Lublin, Praxis, Atica y Arcimboldo, Mosto & Rojas (Buenos Aires). Museo Emilio A. Caraffa y Galería Vía Margutta, (Córdoba). Museo Rosa Galisteo de Rodríguez (Santa Fé). David Perez, (Guayaquil, Ecuador). Galería Arteconsult (Panamá). Banco Interamericano de Desarrollo (Washington, U.S.A.) Ha participado en muestras colectivas en Buenos Aires, Uruguay, Panamá, Puerto Rico, EE.UU., Brasil, España, Italia y Lituania.