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Director: Héctor Loaiza
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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Narrativa
11 1 2006
La letra con sangre (cuento) por Ariel Búmbalo
El mensaje manuscrito que ella ha dejado quedó sobre la mesa. Él lo leyó esa mañana, temprano, mientras tomaba el café, ligeramente inquieto al principio, irónico en las últimas líneas. “Lo siento mucho” dice, y después: “Yo sí te amo, con locura, y no puedo soportar...”. Un fino cordón de tinta azabache hace y deshace cada letra, la hermosa escritura de una mujer culta, que mucho ha leído, los signos redondos, prolijos, acaso algo de la emoción con que escribe está revelado en el final de palabras y frases, allí donde las letras parecen terminar en pequeñas garras. La ortografía y la puntuación perfectas. El papel lo ha traído con ella, lo ha sacado de lo profundo de sí misma: así está perfumado. “No puedo” repite una y otra vez; el mensaje completo ocupa una carilla. Él lo ha dejado sobre la mesa esa mañana. Antes de pararse y caminar hacia la habitación en donde lo espera la ropa de ese primer día sin ella, ha sentido un mareo: tal vez se lo han provocado la libertad y la soledad sobre las que ahora se asoma. Por un instante, hasta tuvo la sensación de que las palabras y las letras del mensaje se movían. “Tampoco para él es fácil”, piensa mientras se abotona la camisa, cuando está terminando el nudo de la corbata o cuando está doblado sobre sí mismo abrochándose los cordones negros de los zapatos. Los cordones finos y negros de la escritura de ella que lo siguen a todas partes. Tampoco para él es fácil, pero lo cierto, lo evidente, es que ya no pueden continuar juntos, que no se ponen de acuerdo, que desde hace varios meses cualquier cosa, hasta la más pequeña, sirve para separarlos. Exactamente el revés de lo que sucedía cuando se conocieron, y durante los dos primeros años. “No hay modo” piensa, “No pueden seguir poniendo parches y mirando hacia otro lado”. Para él, el amor está terminado. “No puedo aceptarlo” ha escrito ella, y de algún modo debe haber contagiado a las letras de su propia agitación, de su propia rebeldía, porque éstas ahora tiemblan y se mueven, no se quedan quietas dentro de las frases e incluso en las mismas palabras. Corren enloquecidas sobre el papel, van de un extremo a otro, se juntan en nuevas asociaciones, engendran otras palabras, otras oraciones, nuevos insultos y ruegos. “¡Sos un cobarde!” o bien “Te amo”, repetido mil veces. Las letras han roto las fronteras del papel y están ganando la mesa, las tasas, los alimentos, las sillas, las paredes. Ahora son millares y tienen vida propia. Las empuja la furiosa corriente de todo lo que ella nunca dijo, lo que hubiera querido decir, desde antes incluso de conocerlo a él. Ya es demasiado tarde, ya no puede volver atrás ni callar lo que siente, lo que siempre ha sentido. Cuando él regresa a la cocina, para tomar un vaso de agua y partir, el lugar es como un inmenso nido de arañas, un hervidero de letras negras de todos los tamaños y formas que se mueven agitadamente, buscando acomodarse, clamar, rogar, insultar. Por sobretodo, lo esperan a él y cuando lo ven asomarse, se le echan encima y empiezan a perseguirlo. Ahora toda la casa está infestada, no hay muro ni mueble ni alfombra ni adorno que no esté atravesado por la escritura de ella. Fina, azabache, tersa, espeluznante, todo lo ha cubierto. Él va de un lado a otro con los “TE QUIERO” y “TE ODIO” clavados en el cuerpo, se los quiere arrancar como si fueran espinas, pero las letras se han grabado en su cuerpo, ya son tatuajes, y al querer arrancarlos, jirones de piel se levantan con ellos. Un “Por vos he perdido toda cordura”, un “Te sigo amando” y un “No puedo aceptar que me dejés”, con sus abundantes crías, han cerrado y cubierto las ventanas. La única puerta de salida, ya está clausurada con un “SOS MÍO”.
acerca del autor
Ariel

Ariel Búmbalo nacíó en Mendoza (Argentina) en 1960. Desde los 17 años se desempeñó como periodista en diversos medios, gráficos y en radio. Entre otros, los diarios Mendoza, Hoy, Uno y Los Andes. También han aparecido sus relatos, poemas y colaboraciones en Expreso Imaginario, El Porteño y en el diario Página 12 de Buenos Aires. Durante 7 años tuvo programas en las radios Nihuil y Universidad, de la provincia de Mendoza. Publicó dos libros: “Historias de Cada Uno” y “Nuevas Historias de Cada Uno”. Actualmente trabaja en el diario Los Andes, de Mendoza.