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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Literatura
9 12 2018
La obra maestra de Fernando del Paso: “Palinuro de México” por Rubén Aguilar

La novela se publica en 1977, es su segunda obra, y en 1982, con ella, gana el Premio Rómulo Gallegos. El texto es de lectura difícil porque carece de un argumento propiamente como tal. Se relatan las andanzas de Palinuro, estudiante de medicina que vive en la Plaza de Santo Domingo en el viejo centro histórico de la Ciudad de México, con su prima Estefanía, con la que tiene una relación amorosa. El autor de ese joven dice que es “el personaje que fui y quise ser y el que los demás creían que era y también el que nunca pude ser aunque quise serlo”.

La novela está invadida por el espíritu revolucionario juvenil que floreció en el mundo y en México en la década de los años sesenta. La obra es un extraordinario y único ejercicio verbal de enorme complejidad y riqueza. A lo largo del texto está presente la dialéctica entre la trama histórico-política y el entramado artístico-verbal del escritor exuberante y genial.

Un tema relevante es la matanza de Tlatelolco, del 2 de octubre de 1968, que se presenta como una herida y un trauma en la vida nacional. Algún crítico considera que este evento es el centro de gravedad de toda la novela. Palinuro es el arquetipo de los jóvenes de la época caracterizados por su rebeldía, que reclaman la democracia y la posibilidad de participar en la construcción del país.

El activismo político de Palinuro se entrelaza con su sensibilidad artística relacionada con las vanguardias. Su disidencia no sólo es política sino también artística y cultural. Él, como los jóvenes de su generación, se opone al materialismo y la creciente sociedad de consumo. El telón de fondo en la novela es la realidad mexicana de los años sesenta. Esto es cierto, pero el mundo de la ficción, donde actúan y hablan los personajes, deja atrás, obscurece, el vínculo que se establece entre los distintos referentes políticos.

La relación entre historia y política se establece a través del trauma, para el caso el que produce la matanza de Tlatelolco. Un crítico plantea que la experiencia traumática que se experimenta en la contemplación de la muerte del otro, del que no soy yo, tiene dos características que están presentes en la obra. La primera es la relación entre la percepción y la comprensión. La violencia que genera el trauma tiende a borrarse como dato que registra la conciencia. La segunda es que el evento traumático, ya en el terreno del inconsciente, se conserva y genera múltiples y sucesivas repeticiones de la vivencia, que ocurren como irrupciones perturbadoras para quien las experimenta.

En el trauma existe un fondo ético que vincula al sujeto traumatizado con las víctimas y lo responsabiliza indirectamente por una muerte que, a pesar de haberla atestiguado, fue incapaz de evitar. De esta manera, como lo plantea el mismo crítico, las repeticiones traumáticas irrumpen insistentemente en la ficción, como un recordatorio constante de la muerte de los estudiantes en Tlatelolco, y de su causa, la violencia política. Así, el mundo de la ficción, que es el que domina en la novela, se ve penetrado de manera permanente y sistemática por la contaminación de la historia mexicana.

La realidad, en la novela, está al fondo, abajo, y la fantasía al frente, arriba. De esta manera, como lo propone un críctico, en la realidad Palinuro es un joven estudiante de medicina, que fue asesinado la noche del 2 de octubre de 1968, y en la fantasía es Arlequín. Esta segunda identidad predomina sobre la primera. El personaje de ficción está más presente y es más visible que el de la realidad. La fantasía verbal, con todo, no se desliga de la turbulenta realidad política mexicana de finales de los años sesenta. Siempre una y otra, realidad y fantasía, están en dialéctica constante.

La historia y la política ingresan a la ficción y se abren paso, a través de la maraña textual, mediante un proceso que puede ser descrito como una infección que va siendo historizada y politizada progresivamente. Esta “infección” no se limita a “unas cuantas referencias” sino que recorre la totalidad de la novela, aunque no siempre sea evidente sobre todo en los capítulos más delirantes y fantásticos.

El estilo de la novela, que es muy complejo, abunda en juegos de palabras y en imágenes surrealistas y referencias que van y vienen entre la política, la historia, la literatura y el cine. El lenguaje propio de la medicina juega un papel fundamental en la obra. El autor hizo los primeros años de medicina y después dejó la carrera. El conocimiento médico se inscribe en la imaginación colectiva de todos los personajes. El tratamiento que se da a los datos de la medicina es claramente artístico y no hay la pretensión de que sea científico. Así, la función de la retórica médica no es ocultar o desplazar los hechos históricos, sino ponerlos en escena de manera oblicua.

acerca del autor
Fernando

Fernando del Paso nació en Ciudad de México (1935-2018). Cursó la preparatoria en el Colegio de San Ildelfonso. Empezó Medicina y Economía pero acabó realizando un seminario de Literatura en la UNAM. Su primer poemario publicado apareció en 1958 con el título “Sonetos de lo diario”. En 1965 recibió la beca del Centro Mexicano de Escritores. La primera novela, “José Trigo”, recibió el Premio Xavier Villaurrutia en 1965. Fue becado por la fundación Ford y viajó a Iowa para participar en el International Writing Program, después logró la Beca Guggenheim, por lo que se instaló en Londres. En 1977 publicó su segunda novela, “Palinuro de México” que ganó el Premio Rómulo Gallegos en 1982. En 1985 se trasladó a París donde trabajó como consejero cultural en la Embajada de México y colaboró en Radio France Internationale. “Noticias del Imperio”, publicada en 1987, fue la obra que le permitió tener un mayor número de lectores. Desde 1989 hasta 1992 fue cónsul general de México en París. Regresó a México y fue director de la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz de la Universidad de Guadalajara. “Linda 67” fue su tercera novela. En 2014 fue galardonado con el Premio Internacional Alfonso Reyes, y en 2015 el Premio Cervantes de España.