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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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157
Número Especial
17 5 2018
III. Kenneth White: El nomadismo intelectual por Héctor Loaiza

En su libro “L’Esprit nomade”, sabiendo que el término genérico de “nomadismo” estaba en el aire desde muchas décadas atrás, presenta una base teórica, precisa y clara. La obra se apoya en la figura del “nómada intelectual” tal como lo había descubierto en “La decadencia de Occidente” de Spengler. La diferencia estriba en que para el filósofo alemán es un ser furtivo que merodea por las calles y los callejones de la gran urbe moderna, es un nómada carente de espacio. Kenneth White quiere darle un espacio más vasto.

La primera parte histórica se sumerge en el contexto crítico que comenzó en Occidente a mediados del siglo XIX, para hacer surgir la figura del “nómada” portador de nuevas energías y de un nuevo espacio. En la segunda parte, Kenneth White define una geopoética mental, ya que a nuestra época carece de manera singular de espacio y respiración. Los grandes encaminamientos críticos de ayer han sido reducidos a discursos magistrales o a prácticas reductoras. La morosidad masiva es un terreno fértil para los accesos irracionales, la regresión ideológica y el cinismo burlón. El espíritu se asfixia.

Nietzsche ha constatado la muerte de Dios y por su parte, Michel Foucault, el arqueólogo del saber, anuncia en el siglo XX la muerte del hombre. El nómada parte desde esta situación extrema y que, contorneando el territorio de los sub-dioses y de los sub-hombres, irrumpe en un campo de fuerzas inédito. Hay en “L’Esprit nomade” un deseo de saber que no se limita a un contexto formal. Es difuso y está disperso. Se trata de desarrollar el espíritu nómada, una nueva cartografía, y crear nuevas coordenadas, nuevas correlaciones y vínculos diversos.

El intelectual nómada abandona la autopista de la historia, así como las ciudades patógenas que la bordean y se interna en un paisaje sin caminos. Inventa una geografía y, más que todo, una densificación de la geografía: la geopoética. No es universal, cuyo último representante es por supuesto, Hegel. No es tampoco el intelectual social (Sartre), es mundial. Su búsqueda no consiste en poseer un “universo”; ni tampoco una eficacia socio-poética inmediata. Se regocija en un mundo con fallas, grietas abiertas, partes abruptas y resurgencias súbitas. Intenta alcanzar lo que podría llamarse un poema del mundo —en los campos de fuerzas dispersos, la única reunión posible es poética—, es decir, una especie de música terrestre.

Kenneth White reúne en “Une apocallipse tranquille” (17) artículos y ensayos sobre varios poetas y autores como Hölderlin, William Carlos Williams, Henry Thoreau, Henri Michaux, Dylan Thomas, D. H. Lawrence y tantos otros. En su Prefacio, nos advierte de que no hay intención profética ni quejosa alguna en el título de la obra. Le ha dado a la palabra «apocalipsis» un sentido derivado de su raíz griega, “revelación y poner al desnudo”, y fuerza este significado hacia el desacondicionamiento, la deriva y el descubrimiento de nuevas vías. Su intención está muy lejos de las acepciones comunes de nuestra época, que evocan la histeria colectiva, el milenarismo, la espera de catástrofes cósmicas, el mesianismo, las revoluciones sangrientas...

¿Por qué “Une apocalypse tranquille” ha molestado, desde su publicación, a cierta intelectualidad francesa? Kenneth White observa y analiza con «ojos nuevos» los males y falsas tragedias que padece la cultura europea, crucificada entre el ser y la nada. Reivindica el exilio y el nomadismo como fuentes de inspiración literaria para escapar a la neurosis colectiva de la vida en las megalópolis.

Las páginas consagradas a Henry Thoreau —el más oriental de los autores estadounidenses, según Lin Yutang— son admirables. Thoreau vivió al ritmo de las pulsaciones de la naturaleza y describe en sus libros sus observaciones y sus experiencias vitales. El poeta pensador se pregunta: “¿Se puede decir que Thoreau buscaba hacer revivir a los dioses? No. Se trataba, más bien, de lo que podría llamarse una mitología sin mito: una manera de percibir y una manera de pensar, una manera de estar fuera de sí y de estar en lo más profundo de una sensación del mundo (...)”.

 

NOTAS

(17) “Une apocalypse tranquille” por Kenneth White, Editions Grasset, París, 1985.

 

acerca del autor
Héctor

Nació en Cusco (Perú). Vivió en Buenos Aires de 1959 a 1962. Estudios en la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos de Lima. Sus cuentos fueron publicados en revistas literarias. Reside en Francia desde 1969. Publicó en francés “Le chemin des sorciers des Andes”, Robert Laffont, París, 1976, “Botero s’explique”, La Résonance, Pau (Francia) en 1997, “El camino de los brujos andinos” en Diana de México, 1998 y la novela “Diablos Azules”, Editorial Milla Batres, Lima, 2006. La edición francesa de la novela “Démons bleus à Cuzco”, Éditions La Résonance, Pau (Francia), 2009. La reedición en español de "Diablos Azules" fue publicada por Éditions La Résonance, Pau (Francia), 2010. Acaba de publicar la voluminosa novela en francés “Le Nomade stellaire” (El Nómada Estelar), Éditions L’Harmattan, París, 2018. Desde 1976, es miembro de la Société des Gens de Lettres (SGDL) de París y de la Société Civile des Auteurs Multimédia (SCAM). Entre 1981 y 1999, ha colaborado en semanarios y revistas de París y en diarios latinoamericanos con artículos sobre literatura y arte. De 1998 al año 2000, fue director de la revista en francés Résonances que —a partir de enero de 2001— se convirtió en el website, Resonancias.org.