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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Opinión
2 1 2018
Colegio de Suecia rinde homenaje al Premio Nobel Kazuo Ishiguro por Javier Claure

Maryan Artan y Leila Friberg, las maestras de ceremonia, explicaron que durante el otoño leyeron la novela de Ishiguro titulada “Nunca me abandones” editada el año 2007 por la Editorial Anagrama, y fue llevada a la pantalla en 2011. Los adolescentes confesaron que la novela les había emocionado por su mensaje. Y agregaron: “Es un libro muy triste. Los seres humanos nos necesitamos unos a otros, y los adolescentes de la novela no tienen familia. Es horroroso que la ciencia se preste para crear clonaciones humanas”.
A grandes rasgos, “Nunca me abandones” es una novela de ciencia ficción con tres protagonistas: Kathy, una adolescente atenta, cuidadora y solidaria con sus amigos. Pero, sobre todo, curiosa de conocer la verdad. Ruth, otra adolecente un poco egoísta y con tendencias dominantes. Tommy, un muchacho rebelde que no acepta la realidad ni su entorno, sino más bien intuye que algo se esconde debajo de la vida que lleva. Estas tres personas viven en un Internado de nombre Hailsham, rodeado de colinas y hermosos bosques frondosos. Sin embargo, en este establecimiento educativo los alumnos son educados para donar sus órganos a quien lo necesite. Su maestra, la señorita Lucy, les recalca que son personas muy especiales. Y, de esta manera, se crea un ambiente de curiosidad, pero también de muchas incógnitas. “Lo especial” de esos alumnos encerrados en un inmenso local es que son clones humanos. Y como tal, no tienen padres ni familia. Es decir, han llegado al mundo por medio de proezas científicas realizadas en laboratorios sofisticados. Y a pesar de su aspecto humano tienen identidades y personalidades diferentes. Son seres con una individualidad extraña, creados sin amor, sin esperanza, sin sueños y en un entorno social muy reducido. Lo más asombroso y aterrador es que llegará un día en el que serán convocados a un quirófano para que se le extraiga sus órganos uno a uno. Kazuo Ishiguro narra estos episodios magistralmente, sin defender la clonación humana.
Volviendo a los estudiantes, una muchacha manifestó: “Es muy positivo pertenecer a una de las tantas culturas, aquí en Rinkeby, en donde se habla varios idiomas. Además, uno observa la realidad desde diferentes perspectivas. La cultura, la religión y la economía influyen mucho en la vida de los seres humanos. El dinero proporciona poder y estatus. La compasión desgraciadamente puede desaparecer. Si una persona, como nosotras, vive en Rinkeby, tiene la piel oscura y lleva “hiyab” (1), de este modo son expuestas al racismo. Tenemos experiencias en ese sentido”. Con estas palabras, los estudiantes de Rinkeby tocaron importantes aspectos sociológicos.
Para empezar, la población de Rinkeby está compuesta por inmigrantes que llegaron de todos los rincones del mundo. De África, de Europa, de Asia, de Oriente y de América Latina. La coexistencia de culturas ha hecho posible la tolerancia, y a convivir en paz con diferentes tradiciones, costumbres, idiomas, artes culinarias, tiendas exóticas etc. La gente que vive aquí es de origen proletario, pero también es cierto que existe un alto porcentaje de cesantía y los ingresos son más bajos comparando con otros lugares de Estocolmo. Tomando en cuenta estos parámetros, no es de extrañar que hubiera confrontaciones entre la Policía y la juventud en su mayoría extranjera de Rinkeby. En un conflicto ocurrido en junio de 2016, muchos jóvenes expresaron su preocupación por la falta de trabajo, y que el Gobierno se haya olvidado de ellos. En otras palabras, no se los considera como formando parte de la sociedad sueca. El Primer Ministro, Stefan Löfven, prometió tomar medidas para mejorar la vida en esta zona. Pero lo realmente alarmante, en este contexto, es que el partido Demócratas de Suecia, liderado por Jimmie Åkesson, va ganando adeptos cada año que pasa. Es un partido político neonazi y de carácter xenófobo. Desde su llegada al Parlamento, en 2010 con el 5.7% de los sufragios, va creciendo de manera asombrosa. Hoy en día es la tercera fuerza política de Suecia, y está en sus manos el equilibrio de poder.
El ex miembro del Comité de Justicia, Kent Ekeroth, un acérrimo enemigo del Islam, considera que esta religión es muy peligrosa. Y en su blog ha escrito cosas como: “Me da bronca cuando enciendo la televisión y veo a una persona que no es sueca. Prefiero una bomba de hidrógeno antes que el Islam”. Como podemos observar, hay mucho de cierto cuando las alumnas del Colegio de Rinkeby denuncian el racismo por el hecho de llevar un “hiyab”.
No obstante esas tendencias negativas, Suecia es un país de bienestar, en donde la enseñanza a nivel primario, secundario y universitario es gratuita. La persona que realmente quiere estudiar una carrera universitaria tiene derecho a solicitar un préstamo de estudios, independientemente si viene de un hogar proletario. A diferencia de los clones humanos de la novela de Ishiguro, los adolescentes de Rinkeby tienen padres, familia, entorno social, esperanzas y, naturalmente, sueños. Precisamente esos sueños y anhelos fueron exteriorizados ante el Premio Nobel, su familia y el público. Un estudiante dijo por ejemplo:
-Mi sueño es ser médico y crear una organización para ayudar a la gente pobre. Soy de Irak y vivo en Suecia.
Otra alumna confesó:
-Mi sueño es ser abogada.
Una tercera persona anunció:
-Mi sueño es crear la paz en el mundo.
Pero el que se llevó más aplausos de la sala es un estudiante somalí, quien declaró:
-Mi sueño es ganar el Premio Nobel.
Y para terminar la ceremonia se leyó un texto con el siguiente mensaje:
“El sentido de la vida es cambiar el mundo para que sea más habitable. Algún día nos vamos a morir, y queremos dejar huellas positivas y alegres en esta Tierra. Tener sueños en la mente nos ayuda en el vaivén de nuestras vidas.”
Después de estas palabras Kazuo Ishiguro muy emocionado y casi con lágrimas en los ojos —como él mismo lo expresó— se levantó de su asiento, tomó el micrófono y pronunció: “Ayer me invitaron al Castillo Real y me senté al lado de la reina. Pero quiero confesarles honestamente que la actuación que han preparado hoy, me ha conmovido profundamente. Ustedes me han obsequiado un hermoso recuerdo que lo llevaré en mi memoria. Aquí está el futuro, porque así lo han demostrado. Muchas gracias”.

 

(1) Velo que las musulmanas suelen utilizar para cubrirse la cabeza y el pecho.

acerca del autor
Javier

Javier Claure, Oruro (Bolivia). Es miembro del Pen-Club Internacional, de la Unión Nacional de Poetas y Escritores de Oruro (UNPE) y de la Sociedad de Escritores Suecos. Ejerce el periodismo cultural. Tiene poemas y artículos dispersos en publicaciones de Suecia, Bolivia y en diferentes sitios de Internet. Fue uno de los organizadores del Primer Encuentro de Poetas y Narradores Bolivianos en Europa (Estocolmo, 1991). Ha estudiado informática en el Instituto Real de Tecnología (Kungliga Tekniska Högskolan), en la universidad de Uppsala y matemáticas en la Universidad de Estocolmo. Además, ha obtenido una Maestría en Pedagogía por la Universidad de Estocolmo. Formó parte de la redacción de las revistas literarias “Contraluz” y “Noche Literaria”. Algunos de sus poemas han sido seleccionados para las siguientes antologías: “El libro de todos” (1999), “La poesía en Oruro” (2005), “Poesía boliviana en Suecia” (2005) y “Antología Comentada de la Poesía Boliviana” (2010). Forma parte del “Diccionario de autores orureños” (2007). Ha publicado “Preámbulos y ausencias” (2004), “Con elfuego en la palabra” (2006) y “Extraño oficio” (2010).