Martes 16 | April de 2024
Director: Héctor Loaiza
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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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157
Homenaje
3 8 2015
Alerta y otros poemas inéditos de Saúl Yurkievich

ALERTA

Nada dice
mira escruta
presiente la descarga
alza sus párpados
arma sus parábolas
huele el olor de la menta
frescor fragante
en las fosas
observa todo en derredor
con aguda atención
con gran minucia
cata castillos de humo
marcha a paso lento
por la calle sombreada
distingue cada resquebrajadura de los frentes
cada grumo, cada anillo
¡oh sosiego y vida !
la plácida excitación
el aguijoneo propicio
por ahora
ningún resquemor

 

ALBUR

ora cara ora seca
ora rey ora vasallo
al derecho y al revés
ya ser y estar
ya desaparecer
verse a la inversa y volver la faz
favor y desfavor
reverso que revira que revoca
de vuelta la moneda voltereta
a lo que salga
a lo demás a lo de menos
lo más de menos
suerte negra
en su súbita bajada
        tocas fondo

 

PARÍS SE DORA

El cielo recobra su grandor
esta tarde de abril
cuando contemplas París
desde el Quai Bourbon.
El río bifurcado por las islas
con los brazos del Sena
enlaza la ciudad.
La brisa encrespa el agua,
chalanas y lanchas la surcan
con espumosa estela bajo
los puentes que se suceden
como los arbotantes de Notre Dame.
Grácil monta el costillar
erguidas las agujas pinchan nubes.
A los santos los alzan finamente
para acercarlos al reino celestial.
El ábside florido verdece
despuntan los cogollos y los árboles
con trinos difuminan
su tenue follaje.
El sol entre las nubes
para sus haces
súbitamente todo dora.
De ribera a ribera
súbitamente todo relumbra.
Los paseantes se irisan.
Un aura corona las cabezas
cuando repican al compás
las campanas de Saint-Gervais
con las de Notre Dame.

 

DEPENDE

—¿Quién eres?
—Alguien que quiere acercarse.
—¿Y por qué te cubres el rostro?
—Para que sólo tengas presente mi voz, para que sólo repares en mi palabra.
—Di.
—En el fondo, fundamentalmente, te hablo, hablo a mi supuesto semejante para saber si tiene la misma alma que yo.
—Llámame por teléfono y te diré lo que pienso.
—¿Eres o no mi semejante?
—No me abrumes con la afinidad.
—¿Puedes llegar a serlo?
—A veces. En parte.
—¿Quieres?
—Depende.

 

AL OTRO REINO

Una furia bárbara procrea.
Fecunda la muerte y multiplica
                    su energía
anida
en el seno de cada materia
energía furibunda que devora
                    todo cuerpo.
Desaforada jauría erinias,
a coro chillan
erizan los ánimos, crispan, aterran
exacerban los sentidos,
desenfrenan la voraz avidez
la audacia ciega, la impudicia,
la ferocidad fratricida.
(¿Tiene límite la crueldad empecinada y rencorosa de los hombres ?)
A la siniestra, el cancerbero custodia la puerta,
el vientre de la sombra eterna
y del pepetuo fuego.
Allá, en la pétrea entraña
encandecen las gemas caídas del cielo,
en la montaña inexpugnable
lmos grifos guardan
el oro pálido del septentrión.
Un manto de niebla
(tiniebla sobre la haz del abismo)
amortaja la tierra.
El silencio arropa,
baja los párpados.
Suave, leve brisa
los espíritus del aire apenas aletean
al otro reino nuestro
            te transportan
de otro modo,
otra claridad, otra distancia.
Cerca, lejos, la luciérnaga
apenas se posa,
no se aposenta, pasa
¿dónde se encuentra ese lampo?
es sueño pasajero
escapa a toda sede, a toda revenida,
toma cualquier forma
de simulacro viste
en alegoría finge
en traje de fortuna cambia
con la velocidad de la mirada.
Te lleva al confín de la ilusión.
La falena te da la señal de entrada
al sueño que figura
               al envés de eso que eres
por espejo te ves
alude no por palabra
                 por esencia.
Mezcla papeles de fantasía
Con gozos, estupores y tormentos verdaderos
va donde nadie y monta
su sobrecogedor teatro
a lo más lejos da alcance y se disipa
                   adentro.
Mandarín, oficinista, galeoto, bufón
Ulises, asno, derviche, jíbaro
                    serás
agente de seguros en Praga
bibliotecario municipal en Buenos Aires
capitán de un carguero fluvial en África.
Y llegas bogando en tu deriva al arrecife
donde las sirenas cantan con encanto tal
que irresistiblemente te subyugan
con sus agudos sostenidos
con el arrullo meloso
y los vagidos del celo.
Por ellas el náufrago se entrega
al placer de la perdición sin retorno
como morimos cada noche extasiados
en el seno incestuoso de una diosa.
Noche de pálidas fosforescencias,
con el relente,
los duendes cambian de atavío,
cambian de color,
en la bruma letárgica
imperceptiblemente
los adormecidos bajan
de una a otra vida,
noche negra de adentro,
lecho germinal de las propagaciones
las plagas se abigarran, desovan,
las alimañas salen y supuran,
ávidamente van de presa
en tus intersticios sientes
sus chirridos, su roer,
sopor, anhelo,
la turbia turbulencia, espesa plétora,
los amantes secretos
       convulsamente
alcanzan su estertor,
ríen y lloran embargados
por una dicha de insoportable intensidad.
Un relámpago raja la tiniebla,
el jaguar de los ojos de fuego, impetuoso atraviesa la tempestad,
vendaval y borrasca,
los ríos de lava desbordan,
la leve ligera gacela troca
en pólipo prendido
con boca y tentáculos a la piedra,
y el potro encabritado en alacrán.
Ora corpóreo
ora espuma ora nube,
el sueño, pura emanación,
según el genio que lo motiva
te metamorfosea
ahora tus cabellos son víboras
y con tus ojos petrificas,
escondidos, como ladrones
tus apetitos hacen lo que siempre quieren.
Más allá de tu ciudad comienza
la ciudad de la noche,
difusamente sin horizonte se dilata.
Por el sueño penetras y
como extraño deambulas
por sus calles que recuerdan otras
vas por ayer ves
en imagen y en eco escuchas
todo dice algo
con ignota voz de sombra
intangible pasa su gente
y te hace señas
y te mete en historias
que parecen tuyas
por equívoco
      vives tu cuento,
¿actúas?
Pasaje vacilante, estelas desfilan
suspendidas
en su propio aire
son en sordina, tenue vaivén,
cuando la paloma remonta vuelo,
resuena lejana esa música.
En sueños alucinas,
reminiscencia solapada
raíz, élitro, pezuña
ojos en la nuca
resaca flota en un agua negra
interiormente anteriormente
la parte tenebrosa, tu luna
las fases del eclipse
tus irreconocibles, tus otros
los saurios carnívoros
licantropía, la locura siniestra
torpor y euforia
desolación y arrebato
expiación y apoteosis
lo que te da vuelta
las fases de un ciclo remoto
de vuelta en la noche trashumante
de las figuraciones.

acerca del autor
Saúl

Saúl Yurkievich (La Plata, Argentina, 1931 - Aviñón, Francia, 2005). Poeta, prosista, ensayista, colaboró con numerosas publicaciones. Residió en París desde 1966, amigo de Julio Cortázar. Practicó alternativamente la creación y la crítica literarias. Ambas actividades eran para él complementarias, caras de una misma moneda, dos tratamientos igualmente creativos de la palabra que imagina o dilucida mundos. Catedrático de la Universidad de París, enseñó en diversas universidades norteamericanas y europeas. Publicó en francés y en español quince poemarios, entre los cuales, "Envers" (Seghers, 1980), "Embuscades" (Fourbis, 1996), "Résonances" (1998) y "Le simulacre des absents" (Fata Morgana, 2004) algunos de los cuales han sido traducidos a otros idiomas.