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Director: Héctor Loaiza
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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Narrativa
2 4 2015
Cerveza caliente por Juan Beat

Enloquecer sucede en momentos, con las personas correctas; los cruces de caminos, las carreteras perdidas, solo suceden una vez. La tristeza que conlleva estar perdido bajo los sonidos incipientes de palabras amorosas que aún reales, se sabe derrotada. En ocasiones la persona correcta nos puede llevar al infierno, a transgredir hasta el mínimo raciocinio; porque la persona correcta simplemente está detrás de la mirada de un gato vigilante, tanto como el amor concedido en horas. Las horas y los sueños... y los besos detrás de la puerta significan vínculos, Parker y Trane la unión de caminos revueltos y perdidos. En una sola madrugada, las fatalidades de cuerpos destellantes se unen para siempre esperar una vez más, solo una, porque lo que llaman vida no da muchas oportunidades.
 
Trascender es un concepto que no si realmente conocí, mucho menos en los amoríos o como se le llame a relacionarse; y aunque pareciera no importarme, sí me duele despedirme sin más, sabiendo que quizá pudo ser la última vez. Estamos llenos de últimas veces, de últimos besos, de cuerpos encontrados con scotch derramado, sudor y cerveza... dudas y terremotos físicos que aplastan cualquier cantidad de ideas sobre lo que significa dar un paso más allá de nuestras "sucias" vidas. Mucho tiempo quise alcanzar "las vegas", mudarme, y ser perfectamente un enloquecido, pero no, soy un un cobarde; y eso, porque muy en el fondo de mis lamentaciones siempre he esperado la última oportunidad, de más allá de cuerpos sudorosos intercambiando flujos y neurotransmisores, obtener el valor de la complicidad. Amarse no significa estar juntos... solo significa amarse, desesperar un poco y compartir el último trago, aún siendo, de cerveza caliente.

La cerveza caliente no es mala, de hecho, en varios países de Europa le conceden mejores propiedades, yo por eso nunca desperdicio una caliente. Y no me importa muchas veces, juntar los pocos mililitros de latas grandes de tecate y vaciarlo en un vaso para luego meterlo al congelador, nunca hay que desperdiciar ni una gota; tampoco hay que hacerlo con los pocos besos amorosos que de repente llegan como ráfagas, porque no siempre esos besos y abrazos serán parte de mañanas calurosas y risas por cualquier tontería. Sé que hay momentos como upper-cuts en los que el concepto del amor te tunde y no hay más que dejarse caer y permanecer en la lona lo suficiente como para perder.

Perder tampoco es malo, es como la cerveza caliente, siempre habrá quien deje colillas de cigarro, cenizas de marihuana esparcidas por el piso, pero pocos, al darse cuenta del sabor dulce y tibio dentro de una lata o botella la abandonan. Yo nunca abandonaría un trago, por días que pasaran fuera o dentro del refrigerador, como tampoco abandono la idealización del amor, de la mujer que me cuide cuando agonice, cuando explote de resentimiento y solo me deje morir al amparo de su cuerpo caliente. Pensé que no llegaría... y pasó, sin querer, después de batallas y equivocaciones "amorosas", llegó quien puede verme llorar y nunca pedirme que abandone un trago; nunca es suficiente un beso, los cuerpos juntos y los abrazos al amanecer con el odioso sol radiante. Yo siempre creí que cuando no tuviera una resaca al despertar al lado de una mujer sería el momento indicado para incluso dejar de lado mis ideas grandilocuentes y ser un ser noble, algo en lo que he fallado siempre.

Pero esta vez, no debo fallar, tengo una mujer al lado, que sin más, camina a mi costado, después de haber vaciado varias botellas de scotch; ella sabe que soy un derrotado, y no le importa, ella sabe que tengo mis "principios" y lo entiende... ella sabe, que nunca es suficiente una lágrima a tiempo, ella me ama, y yo le correspondo con respeto y amor.

Soy un enloquecido, uno más de la gran ciudad caótica, dulce, caliente, horrorosa; quizá si no estuviese en la ciudad de México, moriría de decencia y falso éxito.

acerca del autor
Juan

Juan Ismael Ramírez Labastida (Juan Beat), México, 1976. Es licenciado en psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue director fundador de la revista estudiantil “Comunicantes”, de la Facultad de Psicología de la misma universidad. Es editor de “Los Avengers Fanzine” y ocasional colaborador de Generación y Resonancias. Ha colaborado en diversas revistas electrónicas mexicanas e internacionales. No premios, no becas, bebedor de cerveza oscura y músico de bop frustrado. Sus principales influencias son: Jack Kerouac, Charles Bukowski, John Fante, Raymond Carver, Fernando Vallejo, Alejandro Jodorowsky, David Lynch, Pedro Almodóvar, John Coltrane, Charlie Parker…