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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Poesía
1 7 2013
Poemas sobre un mundo incierto por Evelyn de Lezcano

CADA DÍA
Hacemos pequeñas cosas,
cada día.
Nos levantamos,
cada día.
Comemos y nos comemos,
cada día.
Opinamos y nos contradecimos,
cada día.
Hablamos y callamos,
cada día.
Mentimos y desmentimos,
cada día.
Nos arrodillamos y nos alzamos,
cada día.
Incendiamos y apagamos el fuego,
cada día. Así,
cada día,
cada momento,
construimos y deconstruimos
el ritual agónico que
nos acerca y nos aleja del infierno.


LA CIUDAD
La ciudad crispada como
el colisionar lívido
de circuitos eléctricos,
lleva en ella la amargura
urgente del que pasea por
la calle con sus zapatos,
purgas para estómagos
descompuestos. Esta ciudad,
amalgama de granadas
empuñadas en choque de
manos turbias, retráctiles
es el árbol y el fruto
que nos dejó el infierno.


MATER AMANTÍSIMA
Cogiste el cordón que me unía a ti y
suavemente, con una ternura infinita,
lo hundiste en mi centro.
Todo el alimento humano cayó y calló,
atroz, a trozos, destilando sabor
a miedo,
al pavor que Saturno impuso
a los hijos de los cielos.
Me quedé hambrienta,
vagando por andenes
en los que nada acierto.
Mater Amantísima,
transito una arcada
náufraga
sin isla que venga a mi encuentro.


NANAS
Parí en un descampado.
Sola. A obscuras con el frío ardiente de
un continente que engulle las curvas
temblorosas de todos los mares.
Parí sola sobre una tierra seca
que absorbe las miríadas
de placentas que engendra.
Parí desnuda todos los reinos
que no pisé. Parí buscando
una isla, un océano cálido
donde arrullarme, donde
recostar los abrazos sedientos
que no encontré.
Parí de pie,
recostada,
agitando las manos temblorosas
mientras, de la garganta,
surgían cantos,
nanas dulces para dormir a la pequeña
que sonriendo,
se fue.


PASAJEROS EN TRÁNSITO
Pasajeros en tránsito con destinos sonoros
bajo los grandes peñascos y los azules contornos
de espacios minerales, de piedras sin rostro.
Los pasajeros en tránsito:
guijarros con equipaje ligero
como se fue un poeta o
con maleta cargada como regresó el otro.
Pasajeros en tránsito que miran sus relojes
y reconstruyen el itinerario de los paneles rojos.
Pasajeros de espera,
de pájaros de plata transidos de dibujos propios.
Pasajeros que cabecean su cansancio en los fríos asientos
de esos lugares sordos,
los mismos que se tienden y cierran sus dos ojos.
Pasajeros que aúllan en los pasillos tortuosos
buscando el consuelo de los que caminan con otros.
Sus miradas se cruzan: todos saben que
esperan la espera
de los que permanecen solos:
Es huida o regreso, es trabajo u ocio, es portátil y teléfono
o libro forrado para no descubrirse ante el otro.


ZAPATILLAS HUECAS
Hay mariposas en el tiempo que reducen
a nada lo que fue cierto. Hay mariposas
como aviones en despegue que silencian
gargantas átonas. Hangares futuribles
y oquedades secas que se construyen los
amos taciturnos. Territorios hostiles
a los cimientos. Hay anamnesis y amnesias
y recortes de prensa con una foto, ya
disecada, de una niña bailando
con zapatillas huecas.