Sábado 18 | Mayo de 2024
Director: Héctor Loaiza
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Desde 2001, difunde la literatura y el arte — ISSN 1961-974X
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Narrativa
1 9 2011
Your love is a satellite (cuento) por Juan Beat

Ahora en universal Estereo, “love song” con The cure….—  Era mejor esa canción que nada, hacía dos meses que Ayesha había vaciado el refrigerador y me había abandonado; solo me quedé con 7 gatos que estaban tan deprimidos como yo, algunos solo se recostaban junto a mí en la colchoneta, y los demás independientes, cuasi con una personalidad zen, corrían enloquecidos en la azotea haciendo destrozos con las plantas y tratando de cazar mariposas negras. Cerca de las 4 a.m. escuché un estruendoso ruido, y todo el cielo se iluminó de un color amarillo, abrí la puerta y un par de gatos entraron muy asustados, con sus colas esponjadas y gruñendo tratando de ahuyentar a algo; me cubrí los ojos de la luz y el sonido era aún más estruendoso, como de un jet volando a muy baja altura. No tenía cabeza para investigar más, azoté la puerta e intenté dormir. Tuve un sueño muy extraño, bajo la luz amarillenta que inexplicablemente había presenciado, mi gatilla siamesa me hablaba, más bien se comunicaba mentalmente, me advertía de una felicidad /infelicidad… por instinto desperté, supe que aquella noche había estado cerca de un ovni.

Estudié psicología porque solo para mí era un paso para ser un afamado para-psicólogo, a mis compañeros de clase les extrañaba que mi literatura, además de Baudelaire, Rimbaud, y Tzara, se adjuntaran títulos sobre mecánica cuántica y parapsicología, brujería, ovnis, etc. Y eran políticamente muy correctos, nunca se burlaron de mi, aún así yo me sentía como no pertenecer este mundo a mediados de los 90, quizá yo en realidad era un extraterrestre.

Al amanecer, bueno, cerca de las 2 de la tarde me inquieté un poco, subí a la azotea, monté una vieja handy cam en un tripié y la orienté hacía el cielo. El sol pegaba fuerte, fastidiaba mi piel ocasionándole como siempre una urticaria insoportable, me unté bloqueador solar y me desparramé en una derruida mecedora; por supuesto que no olvidé colocar un par de six de Mahou en una cochambrosa hielera de metal. Dieron las 11 PM y ni  siquiera un mensaje del más allá, solo latas por todas partes y de nuevo ese sueño de percepción extra-sensorial con mi pequeña gata siamesa, ¿acaso por medio de ella querían comunicarse?  Hace unos años, de la nada, apareció un viejo gato, salió disparado debajo de la cama al oler  un fresco trozo de salmón, no duró mucho y era bastante extraño, dormía afuera en una planta que estaba casi muerta, a los dos días, estaba llena de flores y de nuevo viva. Mi padre y yo hicimos la teoría de que era un gato de la anti-materia, que venía de alguna parte del universo para implantar chips a los seres humanos. A estas alturas ya pensaba en todo, ovnis, chips, Ayesha robada por marcianos… dormí en la azotea, los gatos se acomodaron cerca, seguramente extrañando a Ayesha abriendo el refrigerador y dándoles sendos trozos de jamón serrano, yo también la extrañaba, siempre, me compartía una lata grande de cerveza.

Los gatos me despertaron, maullaron y corrieron hacía el departamento. Ayesha había regresado, venía con la cajuela del cutlass llena de cerveza importada; yo también bajé rápido, los gatos la rodeaban, destapó unas cuantas latas de atún y les sirvió en sus comederos. —Ayesha, esto es…. —No me dejó decir mucho, me ofreció de su cerveza y nos besamos. Un rato después me di cuenta de que no estaba la gatilla, al principio no le tomé mucha importancia, solía en ocasiones esconderse tras los sillones y dormirse. Ya cuánto que Aye y yo no dormíamos juntos, me gustó de nuevo recordar la suavidad de sus grandes pechos, así solía amanecer, con mi rostro entre sus senos. Supongo que ya era muy de madrugada, y volví a escuchar al ovni, la luz era mucho más intensa, —Aye, despierta, ven, no escuchas al ovni….—. Ni si quiera logré que me hiciera un poco de caso, así era ella, siempre para despertarla hasta para ir a trabajar era una odisea. Me levanté rápidamente, los gatos estaban con sus ojos bien abiertos, Abrí la puerta y la luz me cegó, sentí un especie de dolor en el pecho y me desvanecí. Al día siguiente Ayesha me despertó, yo estaba tirado y los gatos me olisqueaban. —Juan, de nuevo estás borracho, al menos cae en cama—. —No noo Aye, vi un ovni, algo me sucedió, seguramente me llevaron a su nave y…. —Jaaaa, regreso y ahora estás con problemas psiquiátricos, pensé que yo era la loca—. Fue al refrigerador, me preparó un scotch con cola y me dio una de sus pastillas para dormir, la bebida la tomé, la pastilla la arrojé al cubo de basura.

En la azotea seguía la handy cam, revisé el video, 250 Gb llenos de nada, hasta que apareció la luz, había cierta interferencia, la filmación estaba en blanco y negro y toda la imagen se movía, en cierto momento vi a la gatilla blanca bajo esa luz, no parecía asustada, solo movía su naricita, apareció más interferencia y el disco duro se agotó. Corrí a enseñarle a Ayesha, ya no estaba en casa, temí de nuevo perderla.

Aye regresó por la noche, más cerveza en la cajuela y en el asiento delantero, en una caja de xx lager, una gatita blanca, no era siamesa, no era ni parecida a mi gatilla, pero al acariciarla saltó hacía a mi, se aferró  y me ronroneó. —¿Te gusta? —preguntó Ayesha. —Si… quizá hasta aparezca de nuevo la gatilla, la he visto en la handy cam, no me lo vas a creer—. Aye sonrió, fuimos al comedor, conecté la cam a la tv y esperamos. Nada, solo interferencia, Ayesha fue por más cerveza y al regresar me abrazó, lo hizo con compasión, al menos sentí que si me quería un poco. Ya no comenté nada del ovni, tampoco de mis sueños con la gatilla siamesa; así durante un par de meses, pronto “la felicidad” estaba por terminarse.

Recuerdo perfecto aquella noche de abril, me enojé con ella porque en un bar hablaba con un gringo, además de que intentaba ligarse a mi mujer, se había terminado el scotch de mi licorera. Me salí del lugar, ella detrás de mi corrió como enloquecida, se tiró al suelo, se golpeaba la cabeza con el piso y lloraba. No pude sentir la compasión que ella me tuvo cuando me abrazó la noche del ovni. Ayesha de nuevo vació el refrigerador, se llevó a la gatita blanca y me dejó en el iTunes solo un mp3: Satellite de Guster. Le di click: Shining like a work of art / Hanging on a wall of stars /Are you what I think you are? / You're my satellite / You're riding with me tonight / Passenger side, lighting the sky /Always the first star that I find / You're my satellite…/  Por su puesto que se burlaba de mi particular forma de quererla… y si, su amor era como un satélite, y esos malditos extraterrestres lo derribaron.

Ya nunca más use la handy cam, dejé de leer sobre ovnis, tiré mi colección de “duda”, que era una revista sobre ovnis muy popular en los 80s; los gatos extrañaban a Aye, yo también, tanto como a mi gatilla siamesa que ya ni en sueños se comunicaba conmigo. Me quedé sin red, sin luz, solo me acompañaba una radio de pilas con una sola estación que sintonizaba. -—El fonógrafo, la música ligada a tus recuerdos: qué tal amigos, los dejó con “Al final”, interpretada por un maestro del jazz, Freddie Noriega: Al final / me dejas solo desangrando de llorar / sin primaveras en mis manos para dar / la vida se me va con tu querer / al final me cubres todo de angustiosa soledad /porque presagio que jamás regresaras/ yo sin tu mirar que voy a hacer / sabes bien / que tu me motivaste para amar / que yo inventé de ti la intimidad / cuando te provocaba ser mujer / y ya vez / que aún siendo de tu noche el trovador  / le niegas a mi noche la ilusión de ver un nuevo día amanecer…/  Todo se había ido a la mierda, odié a los ovnis, ellos se llevaron a mi gatita y quizá sean los responsable de la Ayesha enloquecida.

acerca del autor
Juan

Juan Ismael Ramírez Labastida (Juan Beat), México, 1976. Es licenciado en psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue director fundador de la revista estudiantil “Comunicantes”, de la Facultad de Psicología de la misma universidad. Es editor de “Los Avengers Fanzine” y ocasional colaborador de Generación y Resonancias. Ha colaborado en diversas revistas electrónicas mexicanas e internacionales. No premios, no becas, bebedor de cerveza oscura y músico de bop frustrado. Sus principales influencias son: Jack Kerouac, Charles Bukowski, John Fante, Raymond Carver, Fernando Vallejo, Alejandro Jodorowsky, David Lynch, Pedro Almodóvar, John Coltrane, Charlie Parker…