Mi aterrizaje en la revista “Resonancias” fue virtual y me produjo una satisfacción plena al ver mi nombre por primera vez en el número de febrero del 2010, con mi relato “Sanus Terra”. La ilusión de todo autor es ser publicado y, en un mundo globalizado donde la exhibición mediática nos invade a segundos, las oportunidades se acortan y los candidatos al premio de ver su nombre impreso se difuminan. En mi caso llegué a “Resonancias” por casualidad, a través de una búsqueda literaria que pudiera difundir mis creaciones y compartir el arte de las palabras en un medio organizado, serio y confiable. En Resonancias encontré el primer estímulo y despertar a la exposición y crítica de la que no conocía. Sólo tengo palabras de agradecimiento al equipo editorial y a la magnífica labor de difusión de la literatura latinoamericana; y el continuo esfuerzo por promover a nuevos autores. Feliz décimo aniversario.