Con un estilo espontáneo, realista y bastante humor, T.P.P. retrata la vida en la ciudad, la ferocidad contra los más débiles. Lúcida y despiadada, describe a una de sus vecinas de un barrio modesto: “Se ganaba la vida limpiando hogares de familias adineradas para pagarse caprichos innecesarios entre ellos su Mercedes de gama alta nuevo…” En esta crítica denota el cuestionamiento de un modo de vida basado únicamente en el dinero. Las observaciones de la protagonista sobre el sexo están bastante condimentadas, lo hace sin tapujos, desde el ángulo de una joven que se encuentra en el nivel más bajo de la jerarquía social. Pinta la atmósfera donde se cruzan las putas y las vendedoras de droga que suministran alucinógenos sin ser “conscientes de la magnitud de los daños que podía ocasionar en los compradores”. Y finalmente, describe cómo la banalidad de lo cotidiano puede convertirse en horror.

• Serpiente (fragmento) de Teresa Prado Prieto