Un escritor del hemisferio sur, José Luis Mejía, nos confía sus impresiones de la mítica ciudad de Las Vegas. Describe el contraste físico de noche, percibido por el visitante, entre el desierto de Nevada y los palacios de plástico, las pirámides de latón y las esculturas de porcelanato, en medio del parpadeo incesante de las luces de neón. Los casinos se llenan con gente de ojos desorbitados que mira la pantalla de la máquina que le promete hacerse rico, «mientras le va chupando, como un vampiro cibernético y post-modernista, los dólares virtuales de la tarjeta de crédito…» En esa inmensa urbe, erigida en honor a la diosa Fortuna y también al pecado, no faltan los catálogos a todo color, distribuidos en los dispensadores gratuitos de diarios, de las cortesanas de diversos orígenes que ofrecen sus servicios con fotos y tarifas detalladas…

• Día de muertos en Las Vegas, por José Luis Mejía