En este relato la autora vierte sus reflexiones sobre diversas situaciones vividas con un estilo coloquial. Desde el submundo donde se ha refugiado la protagonista, rodeada de esos animales sensitivos que son los gatos, manifiesta que quiere ser “la luz que brilla en el paisaje del alba con su botella de whisky y su sonrisa de borracha”. Demuestra bastante lucidez cuando declara: “Vivir así, amando y odiando, viendo y sin creer en nada. Vivir así de esta forma cruel no es vivir, es sobrevivir”. Siente los peligros que la acechan: “Recibo llamadas de personas que me amenazan de muerte, yo no hice mal a nadie (…), sospechosas voces llenas de horror, no lo entiendo, estoy asustada”. Vive en las catacumbas como una inquieta hechicera que no está convencida de lo que escribe, le falta energía e ilusión para imponerse. Esa ilusión “que sale del corazón directamente a los folios”. Y para terminar, se aferra a los mitos como el de un amor con un francés y su amor por otro personaje que no sabemos quién es. Ya que la autora no se ha referido ni lo ha descrito una sola vez en el relato, pero surge de repente como un ex abrupto: “Amar a Álvaro Tomás, corazón tierno aunque de hombre, comprometido y atento, sustento de paz que me da de comer todos los días en invierno. Pues es un amor real, que no puede acabar mal. Fuerte carácter tiene mi enamorado espero que sea para mi bien…”
Aurora Peregrina Varela, licenciada en Ciencias de la Información UCM 1990. Trabajadora de medios de comunicación social. Publica relatos y poemas en Internet, en los medios que se lo permiten. Autora de libros de poesía escritos en la niñez: “Los Sueños de una Mujer” y “Amaneciendo” y de la novela “Alejandra Alejandra, mujer donde las haya. Sí Señor”. Colaboradora de los diarios Voz de Almería y La Voz de Aranjuez. Gran amiga de loa animales, desearía que lo por ella escrito cambiara todo lo malo que pasa a estos indefensos seres. Ganadora del Í Premio de Relato 2010 de la Feria del Libro de Moreno con “Capricho Solar”.