El maestro desafía a su ex discípulo: Si tuvieras la plata, ¿te irías de acá al aeropuerto para volar a Rusia? El ex discípulo se indigna: ¡Voy a cambiar todas mis contraseñas! A partir de esa extemporánea amenaza o —promesa—, los textos de Federico Spoliansky se suceden rompiendo todas las normas y guiándonos por un camino de desconcierto y encantamiento. Animistas, protoplasmáticos, son tarjetas de invitación a nuevas imaginaciones. A partir del infinitivo del verbo escribir acepta que Solo hay música en el infinitivo ser cantante.
He ahí la búsqueda siguiendo la tramoya de la duda en la cual toda charla parece interconsulta. Porque somos aledaños, atlánticos, distintos, el cambiador de contraseñas avanza por minimalistas, exaltados mundos. Como marcas de agua. Así es en la escritura: hay altitud, longitud. Y hervor, reconoce. Y en ese hervor nunca más aludido de las olas del Atlántico, y en ojotas, el observador de lo inobservable va atravesando refugios de palabras en los que hay goteras. Quien habla comprimida y verborrágicamente deambula por playas, sorpresas, adopciones, intuiciones, presencias, hasta alcanzar esa otra Rusia del alma que es la voz del tenor: Atlántov.
Propongo aquí mi interpretación de este libro escrito en total libertad que, como una ristra de koans, abre caminos de extrañamiento, reflexión y empatía. Luisa Valenzuela.
Federico Spoliansky nació en Buenos Aires en 1970. Posee un Master en Cine (London Film School). Es licenciado en Psicología (UBA). Cursó estudios de Régie en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. Publicó Atlántov (Novela, Ediciones del Dock, 2016, contratapa de Luisa Valenzuela), Duda patrón (Microrrelatos, Alción, 2010), El agujero (Cuentos, Ediciones Florida Blanca, 1995). Recibió el Primer Premio Nacional Iniciación de Poesía, Ministerio de Cultura de la Nación (Bienio 1991-1992), el Primer Premio del Concurso de Cuento de la Municipalidad de Puerto Madryn / Fondo Nacional de las Artes, 1994). Ha dado clases de historia de la ópera y de la música vocal de cámara en la Biblioteca Nacional, AMIA, Museo MAR, Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes.