Diogenada. Montoya ofrece un texto singular por dos razones: una por ofrecer una narración experimental, donde el verso y la prosa se hibridan en un todo continúo que está abierto a las interpretaciones del lector. Y por otro porque da una visión de Diógenes nueva. Además de hacer una recreación de ciertos pasajes y de la tradición oral vincula la ejemplaridad del pensamiento de Diógenes, su provocación socrática de su contexto, con la voluntad de poder de Nietzsche. El mundo en el que el maestro se mueve en el texto no solo es una propuesta para mejorar el escenario, además es una petición de cambio en la mentalidad de los demás personajes desde su voluntad, desde el reconocimiento de su error y hacia el crecimiento y fortaleza interior para hacerse superhombres. Sinceramente nadie nunca había relacionado a ambos pensadores y por eso he de reconocer la originalidad de esta obra que está llena de evocaciones a la grandeza de la filosofía como camino y como símbolo para la humanidad. Antonio Guerrero.