Un juego de cascarita de unos estudiantes en vacaciones termina con un encuentro extraterrestre. Álvaro Marín Marín, esgrimiendo unos conocimientos prehistóricos y arqueológicos, parece concordar con el no divorcio entre el arte y la ciencia. Lo más fantasioso de este cuento es que los extraterrestres que llegan en una nave espacial y secuestran a los estudiantes no son hombrecitos verdes sino delfines, que descienden de los delfines que, tres mil millones de años antes vinieron a la Tierra, en ese entonces un planeta líquido, la colonizaron y, posteriormente, en un experimento mezclaron sus simios más avanzados con los nuestros para dar origen al homo sapiens. Si el cuento es sobre todo una técnica, en este relato cobra altura con la ciencia que trata de la evolución del hombre y las creaciones mayas, entre ellas los ciclos del calendario maya que para diciembre de 2012 hizo creer en el fin del mundo a muchos fanáticos angustiados. En el cuento de Marín hay un argumento de fondo: que el lenguaje de la fantasía es, quizás, la mejor manera de aproximarnos a lo realidad real. Rubén López Rodrigué.
Álvaro Marín Marín, Ciudad de México, 1955. Estudio Licenciatura en Historia y Maestría en Historia de México en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Hizo la Maestría en Pedagogía en la Universidad Pedagógica Nacional de México. Ha publicado diversos trabajos revistas impresas y en revistas electrónicas que se pueden encontrar en la Red. Obtuvo el Premio Nacional de Ensayo ANUIES.