El recurso no por añejo deja de ser efectivo, si quien lo ejerce tiene el suficiente talento como para llevarlo a buen puerto. En el caso de López se advierte enseguida esto último, esta capacidad de desarrollar el poema narrativo que no se limita a “contarnos” una historia, sino que sabe extraer de su superficie las claves que conducen a una lectura mayor, centrada en las implicancias —hasta de índole lírica— que alberga su trasfondo. Piedra de toque del minimalismo estadounidense —Raymond Carver y Charles Bukowski son sus cultores próceres— el procedimiento implica sus riesgos, pues puede desbarrancarse en mera prosa al menor descuido o bien convertirse en un archipiélago de islas poéticas perdidas en un mar de descripciones más o menos conexas. López sortea con destreza esos escollos apelando a una profunda mirada y un preciso microscopio, que relaciona lo individual con lo general. Amén de ello, el joven autor barcelonés se las arregla muy bien para insertar solapadamente —otro recurso que domina muy bien, subrayando con ello la presencia de elementos modificadores de todo el discurso— apelaciones emotivas y referencias sociales que amplían notablemente el alcance de sus versos. Un autor para seguir leyendo. Luis Benítez.
David López, nació en Barcelona en 1986 y escribe poesía desde los 16 años. Cursó estudios relacionados con la electrónica y las energías renovables. Trabaja en logística tratando que su vida laboral no invada su vida privada y así tener tiempo para escribir y viajar.